LAS 3
HABILIDADES BASICAS DE UN EXTENSIONISTA
AUDAZ
¿Cuales
cree usted que son las habilidades fundamentales para el éxito de un buen
extensionista? –le pregunté en alguna ocasión a un consultor inglés que nos
dictó un seminario a Lideres de Extensión y
a los ‘Supervisores nacionales de Extensión’. No dio ninguna respuesta.
Se limitó a decirme: “Espero que al finalizar el seminario usted mismo las
descubra”, -afirmó. Su recomendación autorizada me motivó a participar de
manera muy activa en el evento. Tomé muchos apuntes, discutí con los compañeros
del taller, escuché con atención las anécdotas y… posteriormente, al confrontar
las actividades principales de un Extensionista audaz, encontré que éxito llega
cuando se han desarrollado estas destrezas:
Primero. La habilidad gerencial.
Todo
Extensionista, es un gerente. Su zona de trabajo es su empresa, en la que hay
recursos –casi siempre escasos- proyectos, objetivos estratégicos, metas. El
público, os agricultores, tienen intereses, deseos; algunos son emprendedores,
sedientos de tecnología. Otros -talvez la mayoría de ellos- muestra poco
interés; o son
indiferentes. Y no faltan los que rechazan tanto los programas como las
instituciones que las promueven.
Es
necesario, pues, conocer en donde y con qué se cuenta, es decir, el
diagnóstico. Si es presentado de manera gráfica, excelente!. Esto facilita la
elaboración del “Plan estratégico”, diseñado entre todos los colaboradores;
inclusive con participación de representantes de los beneficiarios.
Para
el logro de los objetivos estratégicos, identificados y consensuados entre los
participantes, se desagregan en metas. No más de dos o tres por cada objetivo;
para un total de 8 o 10 metas. Ahora bien: la meta que se establece para
gerenciar, es la que responde a tres preguntas: a)“Qué”. Generalmente es un verbo en infinitivo, como incrementar,
reducir, controlar. b) “Cuanto”. Cantidad.
Cuantas hectáreas, de cuanto es la reducción de costos; o, de cuanto es el
incremento en producción, etc. c) “Plazo”.
Es decir, el tiempo en el que se propone alcanzar la meta.
Si
falta alguno de estos ingredientes, no será una meta, una buena intención, un
buen deseo, una quimera, quizá; pero no una meta para fácil de gerenciar.
La
meta, una vez descrita como en el párrafo anterior, requiere de un indicador
para monitorear su seguimiento. Generalmente se recurre a un gráfico, lineal,
visible, es decir a la vista de todos los involucrados en el éxito de la misma.
Es interesante ver el poder de una gráfica: concentra la atención en la acción.
La siguiente gráfica ilustra el
punto del inidcador mencionado en el anterior párrafo.
Es
de advertir que si no se cuenta con estadísticas confiables, de todos modos se
requiere construirla, así sea de manera teórica. Es una guía. Con el tiempo, se
podrá ajustar a nuevas realidades.
En
un próximo blog se presentará la segunda habilidad de
UN EXTENSIONISTA
AUDAZ.