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sábado, 24 de septiembre de 2016

NO MAS ESA CAPACITACION “LADRILLUDA”!. CONVIERTALA EN RELATO

NO MAS ESA CAPACITACION “LADRILLUDA”!.
CONVIERTALA EN RELATO

Ligorio Dussán

Asistí a una sesión de un curso. Era la segunda charla que dictaba el técnico, de las varias programadas sobre un tema –para mi- muy importante. Solo había doce personas de las veinticinco que asistieron a la primera. Uno de ellos, analfabeta, participaba con su nuera que había cursado quinto primaria. Dos se retiraron a la media hora, aduciendo trabajos urgentes en la finca. A esa visita me acompañaba el jefe del capacitador. Me hice en la parte de atrás y durante más de una hora observé la escena –aunque por breves momentos me echaba mi “motosito” (me dormía).

Desde cuando era Supervisor nacional de extensión y ahora en mis actividades de consultoría he visto con frecuencia repetirse muchas veces esta misma escena en extensión y en asistencia técnica:  El tema? Muy importante. El material? Excelente, buenas cartillas-guias, ilustradas, con ejercicios. Refrigerio oportuno; hasta con subsidio para el transporte; salones adecuados. Sin embargo… esas charlas… muy aburridas!

El bendito video-beam está matando la creatividad.

En una Universidad en donde dictaba algunas materias, era muy difícil conseguir un video-beam. Había una oficina solo para esos equipos, con varios empleados. Eran reservados hasta con varios dias de anticipación. Si no había, el profesor se irritaba.

En una reunión de profesores en otra Universidad en donde también estuve como docente, la coordinadora académica me pidió que hablara que podía dictarse las clases sin necesidad de ese aparato, que podía –y se debía- usar otros recursos más amenos, más participativos.

La dependencia del tal video beam a veces llega a ser enfermiza y muy malsana: se vuelve el fin no el medio. Algunas empresas de extensión hasta llegan a financiar a sus profesionales la compra del equipo. Un gasto más…

En una ocasión una colega me escribió pidiendo que le sugiriera cómo hacer una charla técnica para un programa de muy corto plazo. Le solicité me enviara su metodología para hacerlo. El video-beam era el rey! Y 40 diapositivas llenas de texto, de gráficas de investigación y bla…bla…bla… Le sugerí que dejara ese aparato en la oficina y trabajara con las experiencias, las historias de la gente. De 45 minutos que había programado la conferencia se prolongó a cerca de dos horas, amenas, muy participativas, más productivas, según me comentó esta colega días después.

Los directores ejecutivos y los directivos… de muchas empresas están deshaciéndose de sus viejas presentaciones en Power Point y sustituyéndolas por otras con las que llevan a su público a un viaje visual… Su impacto emocional es mínimo (si es que lo tienen)  dice Carmine G. en su libro Hable como en TED.


No le estoy diciendo que no lo use; sino que … le merme la intensidad de su uso.

Qué hacer, entonces?

Se acuerda usted de “Caperucita roja”? De la “zorra y las uvas”? “Recordando a Nemo”? “Los tres cerditos”?  Pues sí… son cuentos infantiles... Y qué tienen de malo? A quien no le gustan las historias? Por qué pegan? Porque apelan a la mente pero llegan al corazón!

Es que “las historias no son más que datos con alma”, como lo dijera Brené Brown en una conferencia TEDEx en 2010. Los scáneres cerebrales han mostrado que las historias estimulan y activan el cerebro humano, lo cual ayuda a que el expositor se conecte con su público… afirma el autor arriba citado.

Siga estos pasos.

Daniel H. Pink en el libro Vender es humano, comenta que Emma Coats, una antigua escritoria de historias, después de haber estudiado la estructura de los tramas de las películas exitosas ha encontrado que tienen el siguiente guión, sin duda aplicable también en sus charlas técnicas.

1.- Erase una vez…
2. Todos los dias…
3. Un dia…
4. Con este motivo…
5.Debido a esto…
6. Hasta que finalmente…


Ya que lo sabe, puede hacerlo? No lo dudo. Lo invito a que lo haga y me cuente.

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