Un historia no tan reciente, pero…muy
viva.
En
ese tiempo me desempeñaba como Jefe Seccional de Extensión, (así se llamaba
antes ese cargo). Había trabajado previamente, durante seis años, en Proyectos
de desarrollo rural del ICA (Instituto Colombiano Agropecuario). Ingresé mediante un concurso al Comité de cafeteros. Coordinaba
directamente un equipo de cinco extensionistas, dos “Mejoradoras de Hogar”,
y con cierta frecuencia, los servicios de un mecánico cafetero, de un
instructor del Sena para cursos de aspersoras. Una vez al año programaba los
recorridos de una camioneta de cine rural enviada desde la oficina central.
Asistía
a las reuniones de los comités municipales, planeaba créditos del (desaparecido)
Banco cafetero, del Banco Agrario (antes Caja Agraria); otorgaba créditos
minifundistas con recursos del mismo Comité departamental. En la oficina se entregaban subsidios de fertilizantes, y el oxicloruro de cobre
para el control de la roya, entre otros insumos. Había mucha actividad!
Visitas de oficina central.
Desde
la oficina central recibíamos frecuentes asesorías,
supervisiones y capacitaciones. Recuerdo una de mucho impacto: “Planeación
integral de microcuencas”, dirigida por los ings. Agrónomos Héctor Alarcón Correa (creador del Profesor Yarumo), y Alvaro
González Mora. No menor huella me dejaron otros cursos: de “sociología rural” y
de “consolidación de grupos asociativos”, orientados por el sociólogo Sergio
Rugeles.
Hacía algunos meses había llegado de hacer unos cursos de
“Planeación
en cuencas” en el extinto CIDIAT, de Venezuela; y otro de “Gestión de proyectos de medio ambiente” en Brasil.
Incursionaba (y me gustan) en los temas
ambientales y de comportamiento social rural. Había adelantado un estudio
exploratorio del uso de la leña en la zona cafetera; y otro sobre el impacto del crédito minifundista en los pequeños productores.
Un
dia me avisaron que visitarían mi zona de trabajo dos coordinadores nacionales
de programas: Francisco Jiménez, del Programa de diversificación; Jorge Cortes
Rojas, de Comunicaciones. Durante tres días estuvimos visitando la zona,
entrevistando productores y líderes y observando los proyectos de los
denominados “grupos de amistad”. Era su primera visita a mis programas.
Durante el
almuerzo del último dia…
Me hicieron varias preguntas. Una de ellas, la
razón de la mayor dedicación de mi tiempo al trabajo con las familias y con las
asociaciones.
Les respondí
contándoles muy resumidamente mi desarrollo y evolución profesional, así:
-Primero
me gradué como Experto Agrícola, luego como Ing. Agrónomo; pero observé que si no se compatibilzaba la
producción de cultivos y animales con la
conservación del entorno ambiental, peligraba el equilibrio y la sostenibilidad. Sin embargo, frecuentemente
me cuestionaba, sobre el verdadero y principal causante del deterioro
ambiental. La respuesta surgió de inmediato: el hombre que trabaja en el campo!. Entonces –les dije- empecé a interesarme más por
conocer y comprender ese personaje, y lo volví objeto directo de nuestro
trabajo.
-Y qué pasa con las metas en café? Por qué dedica tanto
tiempo a lo otro y no al café? –me preguntó Francisco Jiménez. –Sus compañeros se queja de no tener tiempo sino
para las metas.
-El tiempo no se tiene. Se usa,
fue mi respuesta. Y lo uso de acuerdo con prioridades. Esta es, ahora, la
prioridad. Ya hay una dinámica del cultivo. Las metas se están monitoreando.
Solo supervisamos que los caficultores estén haciendo las labores correctamente.
Personalmente dedico el tiempo y el esfuerzo a aquellas actividades que
requieren de mi mayor presencia. Pienso que los buenos resultados que ustedes
han visto se deben a que nos preocupamos
más por las personas, sus familias, los procesos asociativos. ¿Para qué repetir lo que ya saben? Si
no lo han hecho o no realizan bien, entonces buscamos las causas, observando,
preguntando, comprendiendo.
-Manfred
Max Neef dijo alguna vez, mas o menos lo siguiente: “existen dos grandes
conceptos: el mundo de la descripción (investigación biofísica, enseñanza, difusión, información). Solo
genera conocimiento nada más; y el mundo de la comprensión. Este sí provoca cambios,
porque formamos parte del problema y parte de la solución”.
-Total, ¿no creen ustedes que estoy manejando este recurso escaso, el
tiempo, con eficiencia y eficacia?, les interrogué concluyendo su comisión de trabajo.
A
los quince días recibí copia del informe que habían presentado al jefe, Dr.
Alvaro Rodríguez Granda, con una nota suya, sencilla, animándome a continuar
con ese entusiasmo y énfasis humanístico.
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