Lo que me han dicho algunos gerentes técnicos.
En recientes diálogos con gerentes técnicos (tres, para ser más claros), y algunos directores locales de programas de asistencia técnica y extensión agropecuaria, me ha llamado la atención. Hacen que sus técnicos de campo, dediquen la mayor actividad en estos dos métodos de extensión: el“día de campo” y las Eca´s (Escuelas de campo).
Me voy a referir solo al primero. Este, el día de campo, ocupa un alto porcentaje de todas las metodologías utilizadas. Hay exigencias de los directivos para preferirlos e incentivarlos. Hay un presupuesto generosos e incentivos para los participantes. Dentro de las razones que aducen los entrevistados mencionan, entre otras ventajas las siguientes:
a) Mayor cobertura,
b) Se tocan varios temas en una jornada,
c) Se pueden presentar los avances y resultados en el predio escogido; y
d) Es uno de los más baratos en términos de personas contactadas.
Veo fotos de esas labores, publicadas con mucho orgullo en redes sociales. Y después de averigüar un poco sobre cuáles son o han sido los temas que se están difundiendo a través de los días de campo, me llevo la sorpresa que son similares a los que se han venido “enseñando” desde hace varios años! Más de lo mismo?
Razón o emoción, ¿cuál prima en esas metodologías?
Esta y otras metodologías, hasta ahora muy utilizadas apuntan a demostrar las bondades económicas de las prácticas: que incrementan la productividad física, que bajan costos de producción, que mejoran los ingresos netos, etc. etc.
Cuando, hace algún tiempo, le sugerí a una colega que dejara a un lado la conferencia preparada y cambiara la presentación en power point por unas preguntas a los productores, se arriesgó a hacerlo. Ella no hablaría. No expondría nada de costos ni de productividades. Solo preguntaría y escucharía. El tema era sobre fertilizantes y fertilización. Las preguntas estaban orientadas -en el fondo- a explorar conocimientos, emociones y sentimientos relacionados con la materia. No conozco los detales del proceso. Sin embargo su comentario posterior, su experiencia, fue de una respuesta del grupo muy enriquecedora. De cuarenta y cinco minutos previstos, se pasó a hora y media, animada, de mucha confianza, de grandes debates técnico-emotivos, y de un compartir franco.
Hikari Oé, hijo del premio nobel de literatura de 1994, el japonés Kenzaburo Oé, nació con hidrocefalia severa. Esto le ocasionó discapacidad intelectual, ceguera parcial, epilepsia y autismo. Lo aceptaron, pese a que estaban advertidos por los médicos. La emoción del niño al reconocer el sonido de un ave a los seis años de edad mientras daba un paseo por el campo, despertó en sus padres el interés por orientarlo hacia la música. Llegó a ser su pasión. Tras mucho esfuerzo aprendió a tocar el piano y hoy es uno de los compositores de música clásica más vendidos. De su primer disco se vendieron 80.000 unidades. Un sentimiento admirado, reconocido y fomentado, que se convirtió en grandeza!
En un reciente libro“Emoción y sentimientos”[1],nos ilustra de manera científica la importancia de las emociones y los sentimientos en las decisiones. La lectura de este texto me ha llevado a considerar la imperiosa necesidad de reorientar la actividad de la asistencia técnica y la extensión rural:de lo racional a lo emocional. Y a tener que identificar las emociones y sentimientos que subyacen en los productores. Sin duda muchos de estos sentimientos pueden estar afectando -de una u otra manera- la adopción y el avance hacia un emprendimiento de los productores. Esto podría conducir a no condicionar a incentivos económicos muchas acciones del trabajo de asistencia técnica y extensión rural.
Qué tal si lo intenta?
Es que:
“No somos seres racionales…somos seres emocionales que razonan”
(Dr. Daniel López Rosetti).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario