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sábado, 4 de agosto de 2018

¿SERA QUE ESTAMOS BUSCANDO LA LLAVE DONDE TENEMOS LUZ?

Talvez usted conoce esta vieja historia sufí en la que se cuenta que un hombre al llegar a la casa a altas horas de la noche no encontraba la llave para abrir la puerta. Todo el vecindario estaba oscuro, salvo un lugar cerca de su casa gracias a un gran farol del alumbrado público. Pasó un policía y al verlo preocupado buscando en el piso le preguntó qué buscaba.

–“La llave de la puerta de mi casa. Estoy cansado y necesito bañarme y descansar”, repuso el interrogado. El policía alumbró con su linterna el lugar en donde ese hombre buscaba para colaborarle en su apuro. Después de un rato de inútiles esfuerzos, al policía se le ocurrió preguntarle a aquel angustiado buscador. 

-“Sabe en donde se le perdió la llave?”

-“Allá en ese lugar, respondió” –señalando un lugar cercano, muy oscuro.

-“Y, entonces, por qué la busca aquí?” – le replicó el policía.

-“Es que aquí hay luz … y allá está muy oscuro…!, -fue la respuesta.

Figura tomada de blog.holaluz.com

¿Será suficiente la luz” técnica que creemos tener?
La luz de la agronomía, de la zootecnia, de la veterinaria, de lo forestal, es decir, de las ciencias agrarias. Esas son las luces que hemos recibido en la Universidad o en los cursos de Extensión rural y agropecuaria. Y le agregamos más y más. Más días de campo, reuniones, demostraciones, giras, etc. Más de lo mismo!

¿Esas luces técnicas serán las únicas? ¿Serán suficientes? ¿Cómo llegar al lado oscuro de las personas de las zonas rurales?

¿Cuentan las emociones?
Dos científicos sociales (Fredirckson y Losada)[1]desarrollaron un experimento para analizar la importancia de las emociones positivas y negativas en el bienestar general, compuesto por 33 elementos. Durante cuatro semanas cada participante registró sus emociones positivas y negativas. Los investigadores calcularon la proporción de esas emociones y las compararon con la puntuación otorgada por los participantes a la medida de su bienestar.

Los investigadores descubrieron que los que tenían un equilibrio equitativo, es decir 1 a 1, de emociones positivas y negativas, su bienestar era casi similar a los que tenían emociones básicamente negativas. Igual resultado se dio con los de la proporción 2 a 1. Pero cuando las emociones positivas superaban a las negativas en proporción de 3 a 1 (es decir por cada tres casos que sienten gratitud, interés o satisfacción, solo experimentaban un caso de ira, culpabilidad, rencor, o culpabilidad), la gente, en general prosperaba. Los investigadores también descubrieron que esa proporcionalidad tenía un límite, pues cuando superaba 11 a 1, las emociones positivas comenzaban a hacer más mal que bien. 

Le sugiero hacer este ejercicio.
Cuando visite a un productor, dedíquele un poquito de tiempo. Motívelo a que exprese sus emociones tanto positivas como negativas. Calcule la proporcionalidad de las primeras con relación a las segundas. Al final de la visita observe la actitud frente a su recomendación técnica del día. 

¿Contribuyó usted con esa visita en el desarrollo personal? Si lo ha logrado en esa usted está ayudando a encontrar la llave para ese productor. Felicitaciones.

Si no, no se desanime. Hágalo en la siguiente. Exitos.





[1]Citado por Daniel H. Pink. Vender es humano.

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