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sábado, 11 de abril de 2015

EXTENSIONISTA: AL AGRICULTOR HAGALE CUENTAS.
NO LE DIGA CUENTOS.

Ligorio Dussán

Después de un Seminario-taller con un buen número de Extensionistas de una gran empresa gremial, hice un acompañamiento en campo a algunos de los participantes y a otros que no fueron invitados al Seminario. Visitamos unos “pequeños” y otros “medianos” empresarios.

Un caso que pude ser típico.

Después de las visitas a unos “pequeños” y, al aproximarnos ya a la finca del “mediano”, el Extensionista me fue comentando pormenores de los antecedentes de este personaje: hombre emprendedor, amante de la agricultura, inquieto, innovador… pero terco…! Poco o nada acata las recomendaciones técnicas que se le hacen, -me dijo. Las escucha… pero no las acepta… Me gustaría –dijo el Extensionista- que usted que viene de fuera y sabe cómo manejar este tipo agricultores, lo convenciera de la bondad de la tecnología que el gremio le ofrece. Menuda tarea!

Le pregunté cómo lo abordaba y qué “objeciones” le presentaba el agricultor. No me supo dar una respuesta clara y precisa!

Me tocó el turno…

Al llegar a la finca, el propietario estaba trabajando en un proyecto pequeño de ingeniería. Nos saludó y esperamos que terminara su trabajo. Muy gentilmente nos saludó respondiendo a la elogiosa presentación que el Extensionista hiciera de este servidor, acompañante de ocasión.

Nos mostró las obras que estaba adelantando mientras llegaban los hijos del colegio. Cuando llegaron, les mostré y les enseñé a manejar una pequeña plantilla en excel para pronóstico de cosecha, así como un gráfico de control de una plaga.

Pasamos luego al cultivo, lugar en el que el Extensionista quería que fuera el campo de convencimiento!. Qué buena producción se apreciaba! Felicité al agricultor por su excelente manejo del cultivo. Intervino el Extensionista para advertirme que el agricultor insistía en aplicar dosis y media más del fertilizante que “técnicamente” se recomendaba para este cultivo en ese estado. Escuché por un buen rato los argumentos del uno y del otro. Y luego el agricultor me lanzó la pregunta: “Usted qué me recomienda?”

Pregunte para que  él mismo concluya. A veces es mejor que recomendar.

Después de varias preguntas sobre las razones por las que usaba su propia tecnología, sobre productividad, costos de producción, al parecer las siguientes fueron las mas aceptadas:

¿Cuánto le cuesta la dosis de fertilizante que va a aplicar por árbol?. Sacó el Iphone 6, hizo el cálculo y nos dijo: El equivalente a doce centavos de dólar. Le hice la otra pregunta:

-¿En cuánto estima el valor de la producción?
Le preguntó al Extensionista cual era su pronóstico, dadas las condiciones de sanidad, carga de la plantación y el clima reinante.

 -Sin duda va a estar en promedio de varios kilos, dijo el técnico, luego de toma una muestra de producción en varios árboles. Y dio la cifra.

El agricultor hizo, entonces, los cálculos y nos mostró el valor en la pantalla de su Smartphone, en equivalente a dólares: Dos con treinta y cuatro centavos!

-Es decir… usted invierte 0,12 en fertilización y obtiene 2,30?
Si,  dijo el agricultor… Y además con esa abonada fortalezco la planta para la siguiente cosecha, afirmó.

Me dio la mano en señal de agradecimiento por este razonamiento.

Es que esto es un negocio … y si la rentabilidad de la plata que invierto es alta, casi 20 veces más… ¿por qué no lo hago? concluyó el agricultor.

La lección en este caso para mi fue clara: echémosle cuentas no cuentos.



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