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martes, 17 de octubre de 2017

SABER ENSEÑAR-TRANFERIR? O SABER COMO APRENDEN?



 Dos casos. 

La víspera de la llegada de la semilla fui de nuevo a visitar el lote en la finca en donde se adelantaría el ensayo, en la vereda Filo de platanares, en el municipio de Garzón (H). Nada había hecho el agricultor! Un poco molesto le pregunté por el motivo. Se limitó a decirme que “no estaba de acuerdo”. –Pero cómo que no estaba de acuerdo, -le manifesté. Si los dos habíamos convenido con una semana de anterioridad lo que se iba a hacer, qué se iba a realizar, cómo se iba a hacer y el lote que usted nos cedería para el ensayo en plátano. Además le aclaramos que el ICA le daría a usted la semilla y la producción, a cambio de tener los registros in de peso y tamaño de los racimos…Hasta le había hecho un “plano” en una hoja de papel.


 Eran los tiempos cuando me iniciaba en el trabajo como Agrónomo de campo en uno de los primeros proyectos de desarrollo rural del ICA (Instituto Colombiano Agropecuario). Vine a saber después que la expresión “no estar de acuerdo” significaba para el productor aquel, “no haber comprendido” mi explicación. Hace pocos años, después de visitar algunas fincas de la zona tuve la oportunidad de ver a una colega haciendo una capacitación en uno de los temas de “Gestión empresarial”. Doce agricultores participaban del evento, uno de ellos analfabeta. (Había cursado solo dos años incompletos de primaria). La esposa del hijo mayor lo acompañaba en la clase. Cada ejercicio que hacía el grupo ella se lo explicaba a su manera. Era la “tutora”.


 Estos dos ejemplos me llevan a pensar que, talvez, estamos muy capacitados (?) para enseñar, para transferir conocimientos técnicos: usamos papelógrafos, video-beam, dibujos, modelos, etc; pero no nos preocupamos por conocer cómo aprenden, cuál es el mecanismo de aprendizaje que opera en la mente de los productores. Ni menos si lo retenido lo llevan a la práctica.
 


 Normalización metodologías de enseñanza?
 Ken Robinson, en uno de sus libros, Escuelas creativas”, afirma que el proceso de normalización como una de las causas del fracaso en educación. Y sostiene que las personas no son todas iguales, ni tampoco lo son sus capacidades y formas de ser. Conocer esta verdad fundamental es clave para los cambios”. Advierte que “la observación rigurosa (de métodos) es fundamental en la fabricación de productos, pero no así en las personas. La capacitación no es un proceso industrial sino orgánico (motivaciones, sentimientos, y circunstancias vitales ejercen una gran influencia).


 Un proceso personalizado es de gran impacto porque cambia la persona. Aprende lo que necesita, a su ritmo. Por su parte, Anthony Robbins nos indica que este aprendizaje para el cambio puede ser de tres maneras: visual, auditivo y cenésico. Conocer cual es la estrategia de aprendizaje que predomina en cada individuo es clave para facilitar la transformación del individuo mediante el aprendizaje y la liberación de su potencial. Eso es liderazgo!


 
Nunca es tarde para corregir errores.
 Ahora, cuando revivo aquello me digo: qué torpe fui al no entender cómo este productor –del ensayo en plátano- tenía una estrategia de aprendizaje cenésica más que visual y auditiva. Y la colega que enseñaba el tema de cuentas, tampoco entendía que aquel hombre analfabeta aprendia mejor de manera auditiva que cenésica y visual. No sabíamos ditinguir esto tipos de aprendizajes. ¿Acaso nos habían enseñado esto?


 “A menudo desconocemos cual es la estrategia más eficaz para enseñarle a alguien y, no tenemos una idea precisa de las diferencias que hay entre las personas para aprender. Si no se conoce la estrategia de aprendizaje de un individuo va a ser muy difícil tratar de enseñarle algo”, afirma Anthony Robbins No es la racionalidad económica la que mueve a las personas. Eso lo han demostrados los últimos premios Nobel en economía, desde Herbert Simon, premio nobel de economía en 1978, pasando por Daniel Kahneman, Akerlof & Shiller (el primero, Nobel de Economía en 2001 y, el segundo igualmente, pero en 2013), hasta llegar a Richard H. Thaler quien recibe también su premio nobel en 2017, “por su trabajo pionero en establecer que la gente es previsiblemente irracional y que se comporta consistentemente desafiando la teoría económica” de acuerdo con el comité que otorga esta distinción. (Tomado de Juan Carlos Sanclemente. En Revista Dinero Octubre 14 de 2017)

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