Le escuché esto…
En una entrevista
radial a un director de una empresa gremial (Me reservo el nombre), que brinda asistencia
técnica y adelanta programas de desarrollo rural: “en mi informe a la junta
directiva de lo realizado en este año, vamos bien en algunas tareas; pero en
una –muy importante- vamos perdiendo el año, a pesar de los grandes esfuerzos y
del apoyo del gobierno…”
A la
persona encargada de un programa nacional con mujeres, en un proyecto
financiado con recursos externos, cuando le pregunté cómo estaba monitoreando
el desarrollo del mismo, y sus efectos en la comunidad, me respondió: “es eso,
precisamente, lo que queremos evaluar al terminar los tres años del proyecto: su
impacto en varios indicadores sociales, especialmente en el de participación de
la mujer…”
Otro
directivo, en la reunión con su equipo de trabajo hizo elogios del buen
desempeño mencionando la felicitación que había recibido de la oficina
principal porque era el único departamento que “había cumplido con todos los
indicadores”. Sin embargo, las comunidades seguían más pobres, más endeudadas,
con menos ingresos, con viviendas en mal estado...
Casos
parecidos a la respuesta que me dio un extensionista cuando le pregunté: “para
donde se dirige hoy”? y ¿qué va actividades va a realizar?. “No se, pero voy a
trabajar” –fue su respuesta. (¡?)
Será que no se necesita un seguimiento oportuno?
Estos
hechos me han dejado un poco perplejo. La lectura que hago es que lo importante
para estas organizaciones de extensión y desarrollo rural es “hacer”,
“trabajar”… Y… el monitoreo? El seguimiento? La verificación de la efectividad
–o no- de esas actividades? Se deja a un lado. Esperar hasta el final del año? Hasta cuando el programa concluya?.
–Es que trabajamos con proyectos de cultivos y
pecuarios de largo plazo. La producción es tardía-, me puede argumentar usted.
De acuerdo!. Sin embargo, es necesario estar atento a los indicios y “señales” (si
se carecen de indicadores) que muestran para donde se dirige el interés, la
atención, la expectativa del productor.
Las
comunidades son muy dinámicas, cambiantes. Son “blancos móviles”, si me permite la expresión en términos
cibernéticos.
Las
redes sociales, los liderazgos e ideologías de tipo político, económico,
sociales; los cambios ambientales… todo, influye en esa dinámica cada vez más
veloz!.
La Cibernética.
Es la ciencia que se ocupa de los sistemas de control y de
comunicación en las personas y en las máquinas, estudiando y aprovechando todos
sus aspectos y mecanismos comunes. Norbert Wiener uno de los principales
fundadores de esta ciencia, propuso el nombre de cibernética, derivado de una palabra
griega Κυβερνήτης
(kybernetes), y significa "arte de manejar un navío". Puede
traducirse como piloto, timonel o regulador. Por lo tanto la palabra
cibernética podría significar ciencia de los mandos.[1]
La ‘Cibernética’ es la interacción y el control o gobernabilidad entre las partes de un todo; y la ‘cibernética social’ es la interacción y el control o gobernabilidad entre las partes de una institución, una sociedad o todas las ciencias sociales y humanas aplicadas...[2] (subrayado fuera de texto).
Cibernética social.
Foto: Ligorio Dussán
Hay muchos
estudios sobre la cibernética social y cibernética social proporcional. Esta
última aplicada a la pedagogía y a la educación. Sus fundamentaciones teóricas
y prácticas son tomadas de los experimentos de cirugías en el cerebro a los
soldados que sufrieron heridas y pérdidas de partes de su cerebro durante la
segunda guerra mundial.
Aquí solo quiero
referirla a la Extensión rural y la Asistencia Técnica, como sistemas que son.
Si se conociera y
se aplicara los elementos fundamentales de la cibernética, en Extensión y la
Asistencia Técnica, -y en los proyectos rurales en general- considero que se podría lograr entre otras cosas, lo siguiente:
1.- Equipos de trabajo “pilas” y
orientados hacia los impactos positivos en los beneficiarios. Y a corregir el
rumbo en el momento oportuno!
2.- Extensionistas y Asistentes
técnicos con actitud crítica, innovadora en metodologías eficaces.
3.- Jefes y coordinadores, verdaderos
líderes que motiven a sus colaboradores a experimentar, a no temer el fracaso, y
a valorar sus esfuerzos y logros.
4.- A trabajar y sacarle tiempo para
definir qué es lo importante, y “mermarle volumen” a lo urgente.
Foto: Ligorio Dussán
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ResponderBorrarEl seguimiento y evaluación de los programas de extensión es una de las actividades más importantes y a la vez una de las menos valoradas en muchos proyectos. Es lamentable que en muchos casos no se comprueben los objetivos propuestos por los programas y proyectos de extensión, tanto en el corto como en el largo plazo.
ResponderBorrarEs verdad que tradicionalmente existe un gran interés en la medición y evaluación de los efectos de los programas de extensión, pero poco se hace para medir los impactos de los mismo. Ya que si bien, durante la ejecución de los programas se llevan abundantes registros e información (que generalmente se presentan en informes parciales y anuales a los superiores administrativos), solamente se hacen esfuerzos en enfoques cuantitativos con énfasis en verificar si se cumplió lo que se propuso en el plan operativo. Lo anterior, dejando de lado la implementación de un verdadero sistema de análisis, seguimiento y evaluación del programa.
Para dar un ejemplo, un objetivo muy común en los planes operativos es "ofrecer 10 talleres de capacitación a los pequeños productores en gestión empresarial", y normalmente la evaluación tradicional se basa en verificar si los 10 talleres propuestos se cumplieron. Poco o casi nada importa en este modelo de "evaluación" quiénes recibieron la capacitación, cómo la aprovecharon en su vida cotidiana, qué tanto han logrado incorporarlo en sus empresas. Por lo tanto, si se propuso en su plan operativo ofrecer 10 talleres y se brindaron los 10 talleres, el objetivo está cumplido, pero el extensionista estará en graves problemas si solo realizó por ejemplo 8.