Con cierta frecuencia conversábamos con el director ejecutivo regional de un gremio[1]el tema de los jóvenes del campo. El era partidario de lo que se llamaba el “relevo generacional”, en razón a la creciente edad promedio de los productores de café; fenómeno generalizado en todo el campo colombiano. Solía otorgarles beca de estudio solo a los jóvenes bachilleres, hijos de caficultores, que deseaban estudiar Agronomía.
No compartía yo esa posición.
Le discutía que no compartía eso del ¨relevo generacional¨ así como se pretendía llevar a cabo, porque:
a) Consideraba que era limitar a esa juventud a una única opción de vida, la vida rural agropecuaria.
b) Se repetiría con los muchachos el mismo modelo productivo que por años se le ha venido transfiriendo a todos los productores desde la institucionalidad.
c) Se desconocían los talentos para otras actividades económicas y artísticas.
Es un problema serio, pero…
Esta preocupación que cobija a casi todas las organizaciones y entidades oficiales desde el nivel nacional, pasando por el departamental hasta llegar a los municipios, y que se analiza en todos los gremios, en las ONG’s, en las empresas privadas, casi siempre desemboca en ofrecer incentivos para que los jóvenes se queden en el campo. Casi todos desde una perspectiva paternalista. Fundaciones como Fundejur (Fundacion para la juventud rural), y proyectos como los de darles en comodato predios para que los cultiven, no han tenido los éxitos esperados. Ha habido un gran esfuerzo económico en subsidios, no compensados con las expectativas.
Lo que nos dice el censo de 2015.
“Las brechas entre lo urbano y lo rural se han venido ensanchando y el relevo generacional, con razón, es un temor para los productores agropecuarios. Los jóvenes se están yendo del campo, como lo mostró en 2015 el Censo Nacional Agropecuario, el tercero que se ha hecho en la historia del país. La juventud migra en busca de mejores oportunidades: educación, trabajo, bienes y servicios públicos y básicos” (El Espectador Agosto 10 de 2017). El problema del envejecimiento de los productores es dramático, ciertamente.
Usted, extensionista y Asistente técnico, empiece por observar los talentos.
Una propuesta sugerida por un experto, apunta a que el extensionista y los trabajadores de campo deberían aprender a identificar, apreciar y valorar los talentos de los jóvenes, para motivarlos a ellos y a sus padres a desarrollarlos en los centros educativos adecuados; no necesaria ni exclusivamente orientándolos a la actividad agropecuaria. Y para lograr ese ¨descubrimiento¨ se requería darle a los técnicos una capacitación sociológica y motivacional en ese sentido.
Mario Alonso Puig, en una de sus videoconferencias, demuestra que “hay grandeza en todo ser humano”. Trae el caso del joven Ben Carson, un afrodescendiente a quien todos sus compañeros tenían por tonto. Sin embargo, el profesor logró engrandecer su autoestima, generar una autoconfianza a tal punto que llegó a ser un neurocirujano muy destacado.
¡Cuantos casos similares hay en su zona de trabajo o en sus alrededores!
Considero que lo importante es que esos jóvenes tengan oportunidades para que desarrollen sus talentos y habilidades y, posteriormente, sí regresen al campo con nuevas visiones, con una mentalidad diferente, empresarial. Ejemplos tenemos de empresarios de origen campesino que, una vez profesionales, han regresado al campo para nuevas mentalidades.
¿Me puede responder la pregunta inicial?
Usted, extensionista, asistente técnico, ¿para qué quiere que esos jóvenes se queden el campo?
¿Será para repetirles la misma enseñanza técnica que por años usted le ha venido dando a sus padres y que los hijos ya la conocen?
[1]Con el Ing. Agrónomo Gonzalo medina P. (q.e.p.d), director ejecutivo del Comitéde cafeteros del Huila