Ligorio Dussán
Cuando trabajaba…
Como coordinador de un equipo de extensión, una de las principales
labores era la de planificar créditos: para siembra, mejoramiento, sostenimiento,
capital de trabajo y muchos otros. No pocas veces teníamos que hacer visitas a
las fincas para refinanciar los créditos, por desvíos de los recursos: la
mayoría de las veces “pa’lambre”, como la solicitud de un agricultor al gerente
del banco. Al hacer el inspector la revisión de la cerca no encontró la inversión.
El agricultor le replicó que su solicitud no había sido para cerca alguna sino
“pal’hambre”.
Recuerdo tres casos bastante críticos: a uno fue imposible liberarlo de
esa esclavitud. Tuvo que vender parte de la finca para cancelar la deuda. (Y no
es el primer caso). Otro, pudo salvarse después de tres refinanciaciones. Una
calamidad doméstica familiar casi lo quiebra. (Al banco no le importa las
penurias de los clientes). Y uno
tercero, al que volví a ver después de veinte años, con una vivienda
deteriorada, y sus cultivos en mal estado, la causa de su quiebra fue una
fianza a un familiar.
Y usted, como yo, hemos cometido esos errores: Enseñamos a producir, pero no eseñamos a vivir!. Lo aprendí más
tarde.
El crédito, una esclavitud?
Pregunto: qué porcentaje de productores de su zona tiene crédito
bancario? Me equivoco si digo que el ciento por ciento?. Algunos –si no
bastantes- también tienen uno extrabancario. Usted, personalmente, tiene un
crédito bancario familiar, fuera del de la vivienda? Cuantas tarjetas de
crédito tiene? Qué esclavitud! Vive feliz “enculebrado”?.
Los productores que atiende usted viven contentos, así, endeudados?
Una cosa es el crédito de inversión y otra el crédito familiar. De la
producción de la inversión deben surgir os recursos para los gastos familiares.
Eso implica que deben hacerse dos
presupuestos por separado: (primero el familiar y luego el de la empresa
(finca, o explotación agropecuaria). El gerente-dueño debe asignarse un
salario.
La productividad o el bienestar, cual es el objetivo?
Alguien con
quien compartía este tema, me recordó
que como asistente técnico, como extensionista buscamos “el bienestar del agricultor y su familia
mediante un proceso educativo…”. Y me preguntó ¿está procurando ese bienestar?
O le está causando más angustias con la esclavitud del crédito? A quien está
beneficiando? Me presentó un recorte de prensa que decía: “El Sistema financiero de
Colombia obtuvo unas ganancias de Los establecimientos de crédito informaron de
utilidades por 2,9 billones de pesos al cierre del mes de marzo de acuerdo con
el reporte entregado a la Superintendencia Financiera. De esta cifra, los
bancos contribuyeron con $2.7 billones seguidos por las corporaciones
financieras con $140.000 millones, las compañías de financiamiento con $40.000
millones y las cooperativas financieras con $ 21.000 millones”.
Me afirmó esto: Llegué
a tener cuatro tarjetas de crédito!. Vivía de un salario modesto. Tenía cuatro hijos.
Mi esposa no tenía ingresos. Tenía la hipoteca de la casa y tres hijos en la
Universidad al mismo tiempo. Cuando terminé de pagar las tarjetas de crédito me
sentí gozosamente libre.
Una charla con el presidente de
una empresa.
Su esposa dice que sabe manejar muy bien el dinero; (y eso lo pregona
ella entre sus amistades). En varias charlas con este CEO sobre estas
inquietudes mías, me sugirió algunos tips
de las conferencias y libros de Dave Ramsay, de los cuales extracto –y creo- pueden
ayudarle a usted para su vida familiar y en su trabajo con las familias de los
productores.
Propóngase como meta, hacerlo usted y al menos con un productor
diferente cada semana. En lo posible que sea líder. Al final del año tendrá un
buen número de posibles multiplicadores:
Primero: Separe los presupuestos: el familiar y el de
la finca o empresas.
Segundo: Cero tarjetas de crédito. Cancele los
créditos. Mantenga solo el de la vivienda.
Tercero: Tenga una Cuenta de emergencia, pero para eso: urgencias. Y reponga el valor
cuando haga uso de ella. Valor de la cuenta? Entre tres y cinco meses de
gastos. No de ingresos.
Cuarto: Ahorre el 15% de los ingresos brutos.
Si usted sigue por el momento estos tres pasos pronto se verá libre de
las tarjetas de crédito y de las deudas. El día que logre esto, celébrelo!, con
un almuerzo familiar. Tómese una foto, súbala a Facebook y me la envía.
Quiero felicitarlo y celebrarlo con usted.
Espero esa foto!
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