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miércoles, 29 de noviembre de 2017

NO MAS ESAS “REUNIONES DE TRABAJO” IMPRODUCTIVAS… Y JARTAS!






En varias ocasiones he tenido podido de observar -más que participar- algunas reuniones de grupos de extensionistas de algunas entidades del sector oficial y del sector privado-gremial. La sensación es la misma: por un lado, relax por no tener que salir al campo y de poder compartir con amigos y colegas; y por otro lado, la ocasión para largas discusiones en temas muy variados (desde la tabla de clasificación de los partidos de football hasta de la política actual), temas que se salen del “orden del dia”. Además de los “ya que’s”, “ya que están reunidos”. Los colegas de insumos agrícolas, de los bancos comerciales, de seguros, de cooperativas, de maquinaria agrícola, etc, etc, aprovechan la ocasión para “en cinco minutos nada más dar una muy breve información actualizada sobre…”.

No deja de ser importante toda esta instrucción adicional. Sin embargo, el objetivo mismo, central, de la reunión, se desvía. El encuentro se vuelve -con mucha frecuencia- tediosamente prolongado, en ocasiones hasta altas horas de la noche. Es justo ese abuso? Esa misma estructura se repite cada vez que se encuentra todo el equipo de extensión, que es, por lo general, una vez al mes.


El cansancio social.[1]

Maximilian Ringelmann, un ingeniero francés, en 1913 descubrió que el rendimiento de dos caballos de tiro, enganchados juntos a un carruaje no es el doble al de un único caballo. Sorprendido por este resultado amplió la investigación a la gente. Hizo que varias personas tiraran de una cuerda; y encontró que:

a)    Una persona, cuando halaba en pareja, invertía el 93% del esfuerzo de cuando trabajaba sola.
b)    Si era en grupo de tres, el 85%;
c)    Y si era en grupo de ocho, su esfuerzo era tan solo el 49%.





La ciencia denomina a esto “pereza social”. Se presenta no solo en el rendimiento físico. Tambien en el campo mental, por ejemplo en las reuniones. Cuanto mayor es el grupo, más débil es la participación individual, hasta que el rendimiento de un determinado tamaño de grupo alcanza un nivel en el que ya no puede bajar más.

En el grupo no solo se oculta el rendimiento individual sino también la responsabilidad. En el grupo se asumen mayores riesgos que a nivel individual, es cierto. Y si hay fracasos, “todos tenemos la culpa”.

Las investigaciones de Max Ringelmann fueron publicadas en 1913  demostrando que el esfuerzo colectivo de los equipos, no llega sino a la mitad de la sumatoria de los esfuerzos individuales, contrario a la creencia común de que “la unión hace la fuerza”.

Para motivar a los miembros de un equipo, es recomendable hacer que el desempeño individual sea identificable, ya sea que formen o no parte de un equipo. Las personas realizan un mayor esfuerzo cuando su producción es identificable de manera individual.

El ocio social se hace presente, de tal forma que la tendencia de las personas es a realizar el menor esfuerzo. En una meta en común cada individuo -por lo general- se ampara en el resultado del equipo.

De allí la importancia de tener la claridad de cuál es el aporte individual dentro de la meta grupal, concluye Ringelmann.


Algunas sugerencias para evitar la pereza social y facilitar la plena participación.

  1. Comparta con anticipación -no la víspera- la agenda de la reunión, con los anexos y el material que se va a discutir.

  1.  En lo posible evite que se presenten los “ya que’s” .

  1. Si el grupo de participantes es numeroso (por ejemplo, más de 12 integrantes, haga que cada uno presente su opinión sobre el tema del punto que se esté tratando, pero de manera individual y por escrito, en media página.

  1. Posteriormente, haga que se reunan en subgrupos de tres. Cada uno leerá su aporte a los otros dos. El grupo lo analizará y uno de los tres lo expondrá ante todos. Así con cada subgrupo.

  1. La decisión consensuada dentro del grupo (nó por mayoria) sobre el tema será la tenida la acogida para aplicarla.

  1. Si se acostumbra a elaborar un acta, la persona encargada la irá redactando durante la jornada. Se leerá al finalizar la reunión para asegurarse que contiene lo esencial de la misma.

Un criterio para definir el nivel de consenso.

Para cada uno de los puntos que se desee someter a la aceptación del grupo, se pide que se califique de 1 a 5, siendo 1, “muy importante”, 2, “importante”; 3, “medianamente importante”; 4, “poco importante”; 5; “sin importancia alguna”. U otra denominación similar, como: 1, “completamente de acuerdo”. 2. “de acuerdo” 3, “indiferente”. 4. “desacuerdo”. 5. “rechazo”.

Luego se calcula el porcentaje de los valores que coincidieron. Si el porcentaje es >= 60% se estima que hay un buen nivel de consenso.

Ejemplo; En el grupo hay 15 participantes. Para un tema específico (por decir algo, obsequiar semillas o cualquier otro insumo a los productores).

 3 de los asistentes lo calificaron con el número 1, es decir, que es “muy importante” dar esos subsidios.

10 lo calificaron con el número 2, es decir “importante”.

1, le dio la calificación 4, “poco importante”.

1, dijo que “no tenía importancia alguna”.

El nivel de consenso para esta decisión sería: (10/15)X100= 67%. Existe un buen nivel de consenso sobre el tema de obsequiar insumos. Para el caso, es importante”.


Si las reuniones se hacen de una manera técnica, se respeta el tiempo de los miembros del equipo, y son más productivas.














[1] Rolf Dobelli. La pereza social. En El arte de pensar. Edición Kindle. 2016.

martes, 14 de noviembre de 2017

¿CIBERNETICA EN EXTENSION RURAL Y EN ASISTENCIA TECNICA?



Le escuché esto…

En una entrevista radial a un director de una empresa gremial (Me reservo el nombre), que brinda asistencia técnica y adelanta programas de desarrollo rural: “en mi informe a la junta directiva de lo realizado en este año, vamos bien en algunas tareas; pero en una –muy importante- vamos perdiendo el año, a pesar de los grandes esfuerzos y del apoyo del gobierno…”

A la persona encargada de un programa nacional con mujeres, en un proyecto financiado con recursos externos, cuando le pregunté cómo estaba monitoreando el desarrollo del mismo, y sus efectos en la comunidad, me respondió: “es eso, precisamente, lo que queremos evaluar al terminar los tres años del proyecto: su impacto en varios indicadores sociales, especialmente en el de participación de la mujer…”

Otro directivo, en la reunión con su equipo de trabajo hizo elogios del buen desempeño mencionando la felicitación que había recibido de la oficina principal porque era el único departamento que “había cumplido con todos los indicadores”. Sin embargo, las comunidades seguían más pobres, más endeudadas, con menos ingresos, con viviendas en mal estado... 

Casos parecidos a la respuesta que me dio un extensionista cuando le pregunté: “para donde se dirige hoy”? y ¿qué va actividades va a realizar?. “No se, pero voy a trabajar” –fue su respuesta. (¡?)

Será que no se necesita un seguimiento oportuno?

Estos hechos me han dejado un poco perplejo. La lectura que hago es que lo importante para estas organizaciones de extensión y desarrollo rural es “hacer”, “trabajar”… Y… el monitoreo? El seguimiento? La verificación de la efectividad –o no- de esas actividades? Se deja a un lado. Esperar hasta el final del año?  Hasta cuando el programa concluya?.

 –Es que trabajamos con proyectos de cultivos y pecuarios de largo plazo. La producción es tardía-, me puede argumentar usted. De acuerdo!. Sin embargo, es necesario estar atento a los indicios y “señales” (si se carecen de indicadores) que muestran para donde se dirige el interés, la atención, la expectativa del productor.

Las comunidades son muy dinámicas, cambiantes. Son “blancos móviles”, si me permite la expresión en términos cibernéticos.

Las redes sociales, los liderazgos e ideologías de tipo político, económico, sociales; los cambios ambientales… todo, influye en esa dinámica cada vez más veloz!.

La Cibernética.

Es la ciencia que se ocupa de los sistemas de control y de comunicación en las personas y en las máquinas, estudiando y aprovechando todos sus aspectos y mecanismos comunes. Norbert Wiener uno de los principales fundadores de esta ciencia, propuso el nombre de cibernética, derivado de una palabra griega Κυβερνήτης (kybernetes), y significa "arte de manejar un navío". Puede traducirse como piloto, timonel o regulador. Por lo tanto la palabra cibernética podría significar ciencia de los mandos.[1]

La ‘Cibernética’ es la interacción y el control o gobernabilidad entre las partes de un todo; y la ‘cibernética social’ es la interacción y el control o gobernabilidad entre las partes de una institución, una sociedad o todas las ciencias sociales y humanas aplicadas...[2]  (subrayado fuera de texto).


Cibernética social.
    
Foto: Ligorio Dussán
Hay muchos estudios sobre la cibernética social y cibernética social proporcional. Esta última aplicada a la pedagogía y a la educación. Sus fundamentaciones teóricas y prácticas son tomadas de los experimentos de cirugías en el cerebro a los soldados que sufrieron heridas y pérdidas de partes de su cerebro durante la segunda guerra mundial.

Aquí solo quiero referirla a la Extensión rural y la Asistencia Técnica, como sistemas que son.

Si se conociera y se aplicara los elementos fundamentales de la cibernética, en Extensión y la Asistencia Técnica, -y en los proyectos rurales en general- considero que se podría lograr entre otras cosas, lo siguiente:

1.- Equipos de trabajo “pilas” y orientados hacia los impactos positivos en los beneficiarios. Y a corregir el rumbo en el momento oportuno!

2.- Extensionistas y Asistentes técnicos con actitud crítica, innovadora en metodologías eficaces.

3.- Jefes y coordinadores, verdaderos líderes que motiven a sus colaboradores a experimentar, a no temer el fracaso, y a valorar sus esfuerzos y logros.

4.- A trabajar y sacarle tiempo para definir qué es lo importante, y “mermarle volumen” a lo urgente.
Foto: Ligorio Dussán











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