SIMPLEMENTE VIVE
VEGETANDO?
Conozco a un extensionista que…
…recién egresado de la facultad de agronomía, y al no conseguir trabajo
en lo que buscaba relacionado directamente con su profesión, lo consiguió como
vendedor de maquinaria agrícola. Me decía que jamás había vendido ni una aguja…
sin embargo, en el entrenamiento inicial aprendió la “ciencia y el arte de
vender”, como lo leyó en el libro del mismo nombre, de Paul Ivey. Aplicó los
“principios”
allí descritos, se motivó por el trabajo y… logró excelentes
resultados. Y aún lo sigue haciendo.
Pasó después a un instituto del sector agropecuario; pero los retos y las exigencias
eran casi nulas. Se volvió exigente, crítico de todo, “tóxico”, como se diría hoy.
Su jefe llegó hasta pedirle la renuncia debido a su desinterés e incompetencia.
Ideas que le
cambiaron su actitud.
Un dia, en casa de su suegra, leyó un libro pequeño,
que alguien había dejado sobre la mesa de la sala. Lo leyó varias veces. Tomó apuntes y empezó a incorporar las ideas como
hábitos de vida. Entre ellas, estas de William James:
“El éxito o el fracaso
depende más de la actitud que de la capacidad. Los hombres exitosos actúan como
si hubieran conseguido algo o disfrutasen de algo. Actúa, mira, siente, como si
fueses exitoso y verás resultados impresionantes”.
“El mayor
descubrimiento de mi generación es que un ser humano puede alterar su vida al
alterar sus actitudes”.
Me dice que muy pronto empezó a cambiar su actitud frente al trabajo;
su manera de ver la vida, su trabajo, y a lograr éxitos en su profesión como
extensionista; fue seleccionado para una beca de maestría; fue enviado después
a unos cursos en el extranjero; ganó el concurso para un
cargo a nivel nacional… Todo esto me lo contaba con una emoción contagiante.
Irradiaba pasión por su trabajo.
Sigue estudiando, continúa aprendiendo.
Zig
Ziglar, Stephen Covey, entre otros, son sus autores favoritos. Frecuentemente
asiste a conferencias presenciales o virtuales, (le gusta ver los TED de varios
autores, entre ellos Simon Sinek, Amy Cuddy), y sus libros. Escucha videos
motivacionales como los de Tony Robbins, Dave Ramsay además de conferencias de
psicología social…
Siempre
recuerda algo que leyó en uno de esos libros: “el águila no fracasa porque
no puede ladrar como el perro, ni el perro fracasa porque no puede volar como
el águila…; pero el hombre sí fracasa cuando no da lo mejor de sí, cuando se
dedica simplemente a vegetar, cuando no vive con pasión todo lo que hace: el
estudio, el trabajo, su vida familiar…”
La extensión rural, una profesión que entusiasma.
Conozco profesionales del campo,
extensionistas y asistentes técnicos, verdaderos apóstoles, apasionados por su
trabajo. Lo disfrutan. Contagian entusiasmo por lo que hacen. Dicen que la
diferencia entre el éxito y el fracaso en su profesión están en volumen de
entusiasmo que le imprimen.
Uno de ellos me dijo lo siguiente: “unl estudiante no fracasa porque
sea malo para las matemáticas. No; simplemente, ha perdido el entusiasmo por
esa materia. El profesional no fracasa en su trabajo porque ‘es de malas”. No.
Si fracasa es porque ha perdido el entusiasmo por su profesión…por su
trabajo”.
Recuerde –me dijo- que el hielo paraliza, detiene la vida. El agua
hirviente, por el contrario, produce vapor, genera energía!. Mueve máquinas. Y
el agua tibia, produce vómito! Y citó esta frase: “Nada grande se ha
conseguido nunca si entusiasmo” según dice Ralph Waldo Emerson.
Cuando le pregunté cómo hacia él para mantenerse así, apasionado, motivado, me respondió que hay que fingir, hasta el punto de serlo, como dice Amy Cuddy; “actuar
siempre como si…” tuviera pasión, entusiasmo. Y me recomendó el libro “Presencia”, de la autora Cuddy.
Y… usted, colega, qué tanta siente por su trabajo?
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