Hace algunos días me encontré con el director de un grupo de extensionistas de una importante organización de productores. Semanas antes había participado de un taller sobre Extensión por redes. En el primer diagnóstico general de nodos y conexiones resultó que este director era el menos consultado dentro de la red. El nodo como director del área técnica era muy, pero muy débil. Asombrado por el diagnóstico, me comentó muy humildemente que ese resultado “lo sacudió”.
Desde entonces ha venido haciendo sus propias reflexiones para su mejoramiento basadas en dos sentidos. Esto fue lo que me compartió, palabras más, palabras menos:
“El primero, como profesional. En este caso, sí me considero idóneo, plenamente actualizado. No creo que esté fallando en este campo.
“El segundo, como persona. Tal vez mi temperamento y mi proceder no son los más adecuados, como líder el equipo y no inspiro confianza ni motivación a mis subalternos. Es muy posible que mi orgullo y mi prepotencia esté anulando lo primero, es decir, mi capacidad técnica”.
Lo felicité por su sinceridad al confesarme su inquietud y por su interés en el mejoramiento del clima y la fortaleza de su de su equipo de trabajo y de toda la red.
Permítame hacer a usted, colega, esta pregunta.
Usted, extensionista, ¿Qué tan fuerte es usted como nodo en un sistema de extensión rural en redes?
Lo invito a hacer este tipo de reflexión.
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