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lunes, 19 de septiembre de 2016

LA HISTORIA DE LOS HIPOPOTAMOS.



SE REPITE TODAVIA?

Ligorio Dussán


Ernesto Sirolli, en una conferencia en TED menciona graciosamente la experiencia que tuvo durante siete años de trabajo con una ONG italiana en Zambia, Africa, en un Proyecto de cooperación técnica con países africanos; y que le ha moldeado, según afirma, todo su pensamiento de trabajo en su vida. Lo menciona en su libro “Ondas del Zambezi”.

Comenta que, todos los proyectos que iniciaron en Africa fueron un fracaso. Todo lo que tocaban, fracasaba. Uno de esos programas consistía en enseñar a cultivar alimentos. Estaban aterrados de que no hubiera agricultura allí. Llevaron de Italia unas semillas de tomate y calabazas para sembrar en el fértil valle que desciende hacia el rio Zambezi; pero las personas no estaban interesadas en absoluto en el cultivo, y hasta tuvieron que pagarles para que fueran a trabajar; y  muchas veces no acudían. Los técnicos, en vez de preguntarse y averiguar por qué no había cultivos, se sentían salvadores… liberadores de la hambruna de ese pueblo!.

Por supuesto que lograron una estupenda cosecha. Invitaron a los pobladores a observar la excelente producción que próximamente recolectarían; y a demostrarles lo fácil que era hacer agricultura en esa zona.

Pero una noche, cuando los tomates estaban ya rojos, casi listos para cosechar, salieron del rio unos doscientos hipopótamos y arrasaron con la producción. Se comieron todo!. Los técnicos asombrados gritaban a los zambianos: Dios mío!, Dios mío!, los hipopótamos! Ellos riéndose decían: “Por eso es que no tenemos agricultura aquí”.






-Por qué no lo dijeron antes?, -dijeron los técnicos.
“Porque ustedes nunca lo preguntaron”, -respondieron los zambianos.

Todas las Agencias cometían los mismos errores.

Y continúa Sirolli: no solo los italianos cometimos los mismos errores en Africa: tambien los norteamericanos, los ingleses,  los franceses… El paternalismo causa un grave daño, afirma Ernesto Sirolli; y trae la cita de Schumacher de su libro Lo pequeño es hermoso: “… Por sobre todo desarrollo económico si las personas no desean ser ayudadas déjenlas solas”. Este debe ser el primer principio de toda ayuda: Respetar, afirma Sirolli

Qué hacer? Callarse y escuchar; no llevar ninguna iniciativa, ninguna idea, sino convertirse en un sirviente de la pasión de las personas que quieren progresar. Pero eso se hace averiguando, haciendo primero amigos, sin infraestructura, sin una organización formal. A la persona apasionada por una idea se le ayuda a conseguir el conocimiento. Usted le puede llevar una idea a la gente pero si no la acepta, qué hace usted? Pregunta Sirolli.

Y sigue diciendo: ¿Por qué no llegar a la comunidad y en lugar de decirles qué deben hacer o no hacer, no se les escucha? Pero no en reuniones comunitarias, porque allí no asisten los emprendedores.  Las personas más inteligentes no asisten a las reuniones! dice con vigor nuestro conferencista.

Que tipo de preguntas?

Preguntas como: “Qué quiere hacer con su dinero”, “Qué oportunidad ha encontrado”, pero este es una profesión, sin estructuras organizacionales; con confianza, en el café, en el lugar más adecuado. La actividad, entonces es ayudarle a conseguir los recursos que necesita  para transformar su pasión en una forma de ganarse la vida.

Resultados.

Trabajando con esta metodología, inicialmente con individuos y luego con grupos interesados, al final del primer año ya tenia 27 proyectos en marcha. Este programa acumulaba hace algún tiempo, ya más de 300 proyectos en todo el mundo y más de 40.000 emprendedores.

Una vez un gobierno le preguntó cómo se logra esto y Sirolli le respondió:

“De una manera muy, muy, muy difícil, muy complicada:

"Callarse y escuchar”.

Qué estupenda lección!

No estaremos repitiendo esta misma historia en nuestro trabajo?














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