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miércoles, 29 de abril de 2015

SI LO DICE LA OCDE[1]… HAY QUE “PARARLE BOLAS”

Ligorio Dussán


Del informe de la OCDE[2] (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) titulado Revisión de la Ocde de las Políticas Agrícolas: Colombia 2015, presentado en esta semana, quiero destacar lo siguiente:
Persiste la desatención al sector rural.
“En la actualidad, el apoyo proporcionado a los productores agrícolas genera enormes distorsiones, al tiempo que se han desatendido los servicios generales necesarios para el sector agrícola. Determinadas áreas críticas –como las infraestructuras, la investigación y el desarrollo (I+D) agrícola, la transferencia de conocimientos agrícolas y la restructuración de explotaciones agrícolas – siguen recibiendo un apoyo muy escaso o inexistente, si bien en la década actual la I+D agrícola ha recibido financiación adicional. Las respuestas a corto plazo a los problemas afrontados por los productores agrícolas han agotado los escasos recursos económicos disponibles para desarrollar un entorno habilitador para un crecimiento agrícola más incluyente y sostenible”.
Del párrafo anterior podemos deducir que los Servicios de Extensión deben trabajar “con las uñas”, haciendo milagros…
No hay liderazgo en el Ministerio de Agricultura.
“La capacidad y el alcance de las entidades que están asociadas y vinculadas al MADR parece ser limitada, y la coordinación institucionales a nivel de departamentos y municipios son débiles”. Es decir, son inoperantes!
“La productividad laboral en el sector agrícola ha ido aumentando desde el año 1990, pero el ritmo de crecimiento ha descendido considerablemente desde mediados de la pasada década. Otros países de la región, como Brasil, Chile o Perú, han registrado unos incrementos …La baja productividad es resultado de las debilidades estructurales del sector. La deficiente calidad y cantidad de infraestructuras, así como la estructura de los sistemas de comercialización, afectan al acceso de los agricultores a los mercados de insumos y productos. Colombia se encuentra rezagada en cuanto a infraestructuras de transporte (carreteras, ferrocarriles y puertos) en comparación con países desarrollados y también en desarrollo”.
Subutilización de la superficie agrícola.
“…las tierras cultivables están infrautilizadas en gran medida. La superficie actual utilizada para tierras de cultivo alcanza los 4,5 millones de hectáreas, mientras que se estima que hay un total de 21,5 millones de hectáreas con este potencial, lo cual significa que tan sólo se utiliza con este fin un 21% de la superficie disponible para tierras de cultivo (Grusczynski y Jaramillo, 2002; Deininger et al., 2004; USAID, 2010; IGAC et al., 2012).
“Persisten las dificultades en el sistema colombiano de innovación agrícola.”
“Uno de los principales problemas es la adopción de la innovación por parte de los productores, la cual se ve limitada por … la insuficiente capacidad para absorber innovaciones … no adaptadas para los contextos.. agrícolas a pequeña escala”.
Los servicios de asistencia técnica se han reformado con frecuencia desde hace años pero siguen estando fragmentados y no existe un marco integral que pueda garantizar
La competitividad de las exportaciones en el sector agrícola ha descendido.
Los productos agrícolas eran el principal componente de las exportaciones hasta mediados de los 80, representando el 54% del valor total de las exportaciones de bienes y servicios. Esta proporción descendió hasta el 31% en el período de 1987 a 1999 y hasta el 20% en 2000-05. Colombia ha sido un exportador neto de productos agroalimentarios durante el período 1990- 2013, pero la balanza comercial del sector agroalimentario se ha ido reduciendo en los últimos años. El valor de las exportaciones agrícolas descendió tras la crisis económica mundial y la temporada de lluvias de 2009-10, que afectó gravemente a la producción agrícola” ,
Entre otras, el documento recomienda:
·       “Debe mejorarse la coordinación y cobertura de los servicios de asistencia técnica, al tiempo que se abordan otras cuestiones que dificultan la inversión, tales como la tenencia de tierras, las infraestructuras y el acceso a la financiación”.
·       “Deben abordarse los problemas a los que se enfrentan los pequeños agricultores – incluida la prestación de asistencia técnica – a través de un marco integral”.



[1] Sus orígenes se remonta a 1.948 con la Organización para la Cooperación Europea, para administrar el Plan Marshall, el cal finalzia e 1960. Foro creado en 1.961, agrupa a 34 países miembros y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo. En América del Sur solo Chile es miembro.

[2] http://www.oecd.org/countries/colombia/OECD-Review-Agriculture-Colombia-2015-Spanish-Summary.pdf

sábado, 25 de abril de 2015

SI USTED DESPIERTA CONFIANZA SABRA POR QUE EL AGRICULTOR NO LE ACATA SUS RECOMENDACIONES.

Ligorio Dussán


Visita a fincas.

Mi acompañamiento era al Extensionista de la zona. Sin embargo otro, veterano, quiso participar de esa visita. Pidió permiso al jefe para irse conmigo a la zona que no era la suya.

El técnico nos llevó a varias fincas. En una de ellas observó que había un lote apto para continuar el programa de renovación del cafetal, pues era continuidad del lote objeto del crédito. Le dio muchos argumentos al agricultor: el terreno amplio, los suelos muy buenos, la topografía adecuada; además ya tenía un crédito pre-aprobado en el Banco… en fin… lo ideal para una buena inversión.

El agricultor, callado, lo escuchaba. Después de la andanada de las supuestas bondades para hacer lo que el Extensionista le recomendaba, el caficultor se limitó a decir delante de nosotros:

-     “Ingeniero, lo que pasa es que prefiero ir paso a paso; por etapas. Voy a hacer este lote que usted ve recién sembrado y, tal vez el otro año, siembro el lote que usted está viendo y me está recomendado ahora”.

La actividad de medición de lotes.

Los dos, el Extensionista y el agricultor se fueron a verificar y a medir con el GPS los lotes que no se habían incluido en el SICA (Sistema de Información Cafetera); mientras que el Extensionista “veterano” se quedó conmigo comentándome algunas de sus percepciones sobre el trabajo, inconvenientes con agricultores, métodos de abordaje a los mismos y procedimientos para el logro de las metas en su zona.

Al regreso de la medición, el Extensionista se dirigió a mi como con ademán de cierta queja diciendo: “ese lote tiene un área mayor de la que pensábamos. Es muy bueno. Por el camino le he insistido al caficultor que lo incluya dentro del programa de este año… que tiene buen crédito.. que sus posibilidades son muy buenas… que… quien sabe cómo serán los recursos para el próximo año… en fin…; sin embargo él no quiere aceptar mi recomendación…”

Regresamos a la casa a almorzar. Los dos, el agricultor y el Extensionista se quedaron atrás haciendo que miraban algunos cafetos, la producción, los suelos, las plagas… pero hablaban en voz baja.

Después del suculento almuerzo nos despedimos agradeciendo al señor y a su esposa la buena acogida, el almuerzo tan gustoso y –sobre todo- el espumoso jugo de guayaba en leche…

La verdadera razón surge cuando se genera confianza.

Mientras llegábamos a otra finca, el Extensionista nos comentó asombrado por la “verdadera razón” del agricultor de no ampliar el proyecto de renovación al lote que le había insinuado. Dijo: “no es que quiera ir por etapas, ni paso a paso…nada de lo que nos mencionó en el lote.”

-“Pero eso fue lo que él dijo”, intervino el veterano.

-“Sí, pero la verdadera razón –sostuvo el Extensionista de la zona- es que ese lote se lo ha dejado al hijo mayor; y él vive con una mujer en otra ciudad. Y cuando ella se de cuenta que el suegro se ha metido a sembrar algo en ese predio… se forma el problema más serio… Ella es muy dominante. Quiere echarle mano lo que es del hijo. Por eso, para evitar problemas familiares ha preferido dejar el lote así… sin cultivar” .

-Y usted cómo hizo para que el agricultor le contara eso?” le pregunté.

-Es que entramos en más confianza cuando nos vinimos a la casa a almorzar y nos quedamos hablando de la familia… de los hijos…en fin de algo distinto al tema específico de la finca…

-Entonces, ante esta actitud del agricultor, ¿cuál podría ser el aprendizaje de esta visita? –le insistí.

-Sin duda, que cuando se genera confianza se pueden conocer las verdaderas razones que le impiden al agricultor adoptar las recomendaciones que el Servicio de Extensión les entrega., concluyó el Extensionista.





sábado, 11 de abril de 2015

EXTENSIONISTA: AL AGRICULTOR HAGALE CUENTAS.
NO LE DIGA CUENTOS.

Ligorio Dussán

Después de un Seminario-taller con un buen número de Extensionistas de una gran empresa gremial, hice un acompañamiento en campo a algunos de los participantes y a otros que no fueron invitados al Seminario. Visitamos unos “pequeños” y otros “medianos” empresarios.

Un caso que pude ser típico.

Después de las visitas a unos “pequeños” y, al aproximarnos ya a la finca del “mediano”, el Extensionista me fue comentando pormenores de los antecedentes de este personaje: hombre emprendedor, amante de la agricultura, inquieto, innovador… pero terco…! Poco o nada acata las recomendaciones técnicas que se le hacen, -me dijo. Las escucha… pero no las acepta… Me gustaría –dijo el Extensionista- que usted que viene de fuera y sabe cómo manejar este tipo agricultores, lo convenciera de la bondad de la tecnología que el gremio le ofrece. Menuda tarea!

Le pregunté cómo lo abordaba y qué “objeciones” le presentaba el agricultor. No me supo dar una respuesta clara y precisa!

Me tocó el turno…

Al llegar a la finca, el propietario estaba trabajando en un proyecto pequeño de ingeniería. Nos saludó y esperamos que terminara su trabajo. Muy gentilmente nos saludó respondiendo a la elogiosa presentación que el Extensionista hiciera de este servidor, acompañante de ocasión.

Nos mostró las obras que estaba adelantando mientras llegaban los hijos del colegio. Cuando llegaron, les mostré y les enseñé a manejar una pequeña plantilla en excel para pronóstico de cosecha, así como un gráfico de control de una plaga.

Pasamos luego al cultivo, lugar en el que el Extensionista quería que fuera el campo de convencimiento!. Qué buena producción se apreciaba! Felicité al agricultor por su excelente manejo del cultivo. Intervino el Extensionista para advertirme que el agricultor insistía en aplicar dosis y media más del fertilizante que “técnicamente” se recomendaba para este cultivo en ese estado. Escuché por un buen rato los argumentos del uno y del otro. Y luego el agricultor me lanzó la pregunta: “Usted qué me recomienda?”

Pregunte para que  él mismo concluya. A veces es mejor que recomendar.

Después de varias preguntas sobre las razones por las que usaba su propia tecnología, sobre productividad, costos de producción, al parecer las siguientes fueron las mas aceptadas:

¿Cuánto le cuesta la dosis de fertilizante que va a aplicar por árbol?. Sacó el Iphone 6, hizo el cálculo y nos dijo: El equivalente a doce centavos de dólar. Le hice la otra pregunta:

-¿En cuánto estima el valor de la producción?
Le preguntó al Extensionista cual era su pronóstico, dadas las condiciones de sanidad, carga de la plantación y el clima reinante.

 -Sin duda va a estar en promedio de varios kilos, dijo el técnico, luego de toma una muestra de producción en varios árboles. Y dio la cifra.

El agricultor hizo, entonces, los cálculos y nos mostró el valor en la pantalla de su Smartphone, en equivalente a dólares: Dos con treinta y cuatro centavos!

-Es decir… usted invierte 0,12 en fertilización y obtiene 2,30?
Si,  dijo el agricultor… Y además con esa abonada fortalezco la planta para la siguiente cosecha, afirmó.

Me dio la mano en señal de agradecimiento por este razonamiento.

Es que esto es un negocio … y si la rentabilidad de la plata que invierto es alta, casi 20 veces más… ¿por qué no lo hago? concluyó el agricultor.

La lección en este caso para mi fue clara: echémosle cuentas no cuentos.



miércoles, 1 de abril de 2015

TE IMAGINAS?
Hola,

Durante algunos años de nuestra existencia vivimos juntos gratas experiencias de trabajo, y como mi mente no puede estar quieta por un momento, por ejemplo recordando nuestro trabajo de Extensión, imaginé cómo hubiera si nos hubiera tocado vivir ahora, lo que vivimos hace ya más de un cuarto de siglo!

Para ese entonces, no existía el computador, o mejor dicho, si existía pero no estaba al alcance de las oficinas… y sólo unos poquitos en las oficinas centrales. Todos los informes mensuales de las visitas de asistencia técnica a los agricultores, los reportes de las tarjetas amarillas de las fincas, los memorandos de visitas, la programación para el mes siguiente, los viáticos y el kilometraje del carro, las cuentas de las obras y de la caja menor, los informes de crédito, los oficios a gerentes de bancos y cooperativas, las cartas a los agricultores y los demás papeles de los tantos que nos tocaba llenar, los teníamos que diligenciar en la máquina Remington Rand, manual, muy ruidosa; y nos obligaba a no equivocarnos, porque de lo contrario tocaba utilizar el borrador en el original y en las copias y eso sí era una tragedia…

Tampoco existía el teléfono celular y no llegamos a imaginar que la gente se pudiera comunicar a cualquier parte del mundo desde un teléfono móvil y por el whatsapp. Por eso, si queríamos el servicio de larga distancia teníamos que ir a las oficinas de teléfonos a pedirle a la operadora que nos comunicara con la capital, o darle manivela al viejo teléfono negro y pesado que nos comunicaba con la central telefónica para solicitar la llamada y esperar de una a dos horas que tuviera línea y eso si no se presentaba el apagón de siempre por causa de una  tormenta o la caída de un poste.

Si el asunto era demasiado urgente, se podía acudir en algunos municipios al servicio del radioteléfono que conocíamos como el “R” para dar o que nos dieran razón, con el agravante de que todo el mundo se enteraba (porque a cosa para estar pendiente la gente de  los mensajes y de los chismes. Te acuerdas?). También era muy común los telegramas que enviaban desde la capital anunciando reuniones técnicas, compromisos laborales, reuniones seccionales, citaciones a rendir cuentas, cursos en la granja giras a la Granja, entre otros, y que nos lo entregaban en un sobrecito blanco y azul pequeñito y el contenido con pocas palabras pero entendible a pesar de la escatima idiomática. 

Te imaginas como habría sido el trabajo nuestro si hubiésemos tenido para ese entonces la tecnología de hoy?

En primer lugar, cada uno habría tenido un black berry o un smartphone con el listado de todos los celulares de los jefes de extensión, de los compañeros de trabajo, de los grupos asociativos, de los gerentes de las oficinas de los bancos y de los agricultores (porque hoy en día hasta el más pobre tiene celular pegado al cinto y no lo dejan ni para abonar ni para desyerbar...).

Habríamos enviado mensajes de texto individual o colectivo a diestra y siniestra  con sólo una tecla. Mensajes como: "No se les olvide la reunión del próximo sábado", "Le recuerdo  la reunión del comité de crédito"; "mañana se vence el plazo para entregar las cuentas en oficina central con don Gustavo"; "el jueves es la reunión del grupo de paneleros"; "se programó un curso de café en la Fundación Manuel Mejía aliste viaje"; "esta semana hay reunión con los de diversificación". "Ya están los subsidios de la en el banco"; "tiene dos cupos para curso de cítricos en la granja"; "el Jefe de la División de Extensión cumple años mañana", ………en fin muchísimos.

En segundo lugar en el escritorio de la oficina habríamos contado con un computador con pantalla plana y conectado a internet. Y como dotación para salir al campo un portátil para llevar a todas las visitas técnicas de las fincas y “descrestar” a los agricltores. Por supuesto, en el portátil un software para recomendación de fertilizantes de acuerdo al desarrollo del cultivo, otro sofware para el control plagas, otro sofware con SIG (sistema de información geográfica) con coordenadas planas para ubicar la finca que se estuviera atendiendo o visitando y que arrojaría los datos de altura, precipitación, clima, vecinos, plantas de café sembradas  y no sé qué más. ¿Te imaginas la cara de los agricultores mirando la pantalla sin parpadear asombrados de ver que en ese aparatico que lleva el “Dotor” le da tanta información?. Y que con darle un “enter” apareciera el croquis de la finca con ubicación de la casa, lotes de cultivos, vías, acueductos, líneas eléctricas, etc.?

Desde luego no nos habría tocado preparar tantas carteleras para dictar los cursos y las charlas sobre siembra, fertilización, diversificación, comercialización  y demás temas; carteleras que enrollábamos y las llevábamos debajo del brazo envueltas en un plástico por si llovía y que colgábamos en un gancho en algún salón de las escuelas veredales o en el patio de alguna finca a donde se citaba la gente y que una vez culminado guardábamos celosamente para otra oportunidad. La charla o el curso hubiese sido con video bean. y ni pensar en haber usado las diapositivas y el proyector de diapositivas porque ya ni rollos ni máquinas se encuentran y además era engorroso su uso.

Pero seguramente también el tiempo no nos habría alcanzado para contestar tanto e-mail.  Te imaginas correos como: qué hago que se me están marchitando las planticas?. Será que llueve o hace sol?. Ya puedo fumigar contra la plaga?. Cuanta urea le aplico al tomate?, A qué hora es el curso?. Y, eso sin tener en cuenta los correos particulares e íntimos de la esposa o de la no esposa pero que es casi como la esposa.

Todos los informes técnicos se habrían llevado en un CD o en una USB a las reuniones. Y, cuando el jefe preguntara: Dónde está el informe? Cada uno de los del servicio de extensión habría sacado del bolsillo su USB para conectarlo al computador de la secretaria para descargar la información, los cuadros y los resúmenes. En cuestión de minutos, con los datos de cada uno, arrojaría los avances de las metas en porcentaje de cada uno, …y nos habría quedado más tiempo para el almuerzo y la parranda.

Los jefe habrían pasado mucho tiempo llamando a cada uno de nosotros para averiguar en donde nos encontrábamos o que actividad estaríamos haciendo. Pero como no se les contestaba (yo por lo menos no lo habría hecho) argumentando que donde estoy se pierde la señal, se cansarían o se enrabiarían y nos habrían colocado mensajes como: Por favor comuníquese, o… mensajes de voz.  

Las reuniones y las despedidas habrían sido “jartas” por la sonadera de los celulares a cada momento y no nos habría permitido pasarla tan chévere como efectivamente lo hicimos. Te imaginas a Nicolás chateando y contestando el celular (si con el radio teléfono que tenía en el daihatsu rojo “chicaneaba”, ¿como habría sido con un black berry y con cámara?

Pedrito L cargaría su celular en el carriel. No me lo imagino chateando. Orlando el “pelusa” protestaría por tanta llamadera, diciendo: “Carajo este aparato no deja en paz, voy a tirarlo por la ventana para que no me jodan tanto, que cosa tan aburridora”
Algunos jefes habrían cargado sin lugar a dudas por lo menos dos celulares, uno para cada mano y un portátil para sacar estadísticas de siembras, de metas cumplidas mientras les servían el almuerzo.

Al viejito Otoniel (te acuerdas?) si le habría quedado grande la tecnología. Con lo rabietas que era hasta para contestar el celular le emberracaría y se habría pasado el tiempo renegando de esos aparatos modernos que disque con cámara e internet. Pero seguro que de reojo habría mirado como es el funcionamiento o habría preguntado a escondidas a alguno de nosotros para que le enseñáramos al menos lo básico.

A R sí le habría servido el black berry porque como le daba asma por el polvo de la carretera …pues a poner mensajes que los deditos si le servían.

El chiquito Fandiño y René  lo habrían utilizado para poner correos de chismes y estar llamando a ver qué dijo el gran jefe, o que opinó el otro jefe quien será el nuevo jefe y a quien trasladarán para Rionegro como castigo por no cumplir las metas.

Mientras tanto, Jorge L (q.e.p.d.) lo habría utilizado para llamar cuando estuviera borracho e invitar a que nos fuéramos para su pueblo con mensajes como: Venga que la rumba está prendida y usted aburrido. Traiga a Patricia". "No sea regalado, deje de trabajar tanto que un día se va de este trabajo  ni siquiera se lo van a agradecer”.

Con la tecnología del computador muy poco trabajo se habría hecho en campo porque se requeriría atender todos los mensajes de los jefes, del comité central y de los agricultores. Mejor dicho, la extensión se habría hecho desde un computador y no en las fincas donde están los cultivos, es decir, una extensión virtual y no práctica como nos tocó de verdad, afortunadamente, porque te imaginas un almuerzo con gallina de campo virtual, que no la enviaran al computador?

Hoy las cosas son muy pero muy distintas. Serán más fáciles o más complicadas?. No lo sé, tendríamos que preguntarles a los nuevos extensionistas Pero lo que sí sé, es que lo que vivimos fue muy hermoso, demasiado gratificante para el espíritu y el cuerpo, porque éramos extremadamente recursivos, no nos quedaba grande cumplir con las tareas que nos encomendaban a pesar de las limitaciones tecnológicas en las comunicaciones y en las oficinas, de las lluvias inclementes que acababan con las carreteras y que en el caso mío la responsabilidad era llegar así fuera a pie hasta las fincas, de las distancias entre municipios, veredas y fincas que hoy se recorren fácilmente en camionetas con cabina y aire acondicionado pero que en ese entonces tocaba en camperos de doble tracción, y de las circunstancias adversas que se presentaran como derrumbes, atravesada de buses, etc.


Lo que si se es que en esa época, los que trabajábamos allí nos considerábamos muy importantes en cada uno de los municipios, muy respetados y muy queridos por casi todos los habitantes no sólo por las funciones que realizábamos sino por nuestros principios y formación de servicio y entrega a la causa y al trabajo. Te acuerdas?

Ing Agr.Alvaro Arias. Extensionista.

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