Un descanso
productivo.
En
estos días de descanso de fin de año estuve dedicado a aprender un poco de
fotografía y a la lectura. En la introducción de un libro me llamó la atención
la experiencia de Carolyn, la directora del servicio de comedor del sistema
escolar de una gran ciudad. A ella y a su amigo Adam, consultor en gestión de
orientación estadística, se les ocurrió la idea de averiguar si la forma en que
se coloca y se presenta la comida puede influir en las decisiones de los niños.
Hicieron varias pruebas y concluyeron que simplemente con reorganizar el
comedor se podía aumentar o disminuir el consumo de muchos alimentos hasta en
un 25%. La conclusión de esta experiencia es que es posible ejercer una gran
influencia aun sobre los adultos mediante pequeños cambios en el contexto.
-Wooow
– me dije. ¿Esto vale para el trabajo en Desarrollo rural, para la Extensión y
la asistencia técnica? ¿Qué tal que con “unos pequeños empujones” se incremente
la eficiencia en un 25%?
Nudge. (Codazo o
pequeño empujón.)
Uno
de los autores del best seller “Un pequeño empujón”, (Nudge, en Inglés) es Richard H. Thaler, premio Nobel de Economía 2017, economista y profesor de la Universidad de
Chicago, especializado en psicología económica. El estadounidense es conocido por sus
teorías en finanzas conductuales y por su colaboración en la definición
avanzada de este campo. "En
total, las contribuciones de Richard Thaler han construido una brecha entre los análisis económicos y psicológicos
de la toma de decisiones individuales", ha señalado la Real Academia
Sueca de las Ciencias en su comunicado al anunciar el premio. "Sus
hallazgos empíricos y sus ideas teóricas han sido fundamentales para crear el nuevo campo de la economía del
comportamiento que se está expandiendo rápidamente y que ha tenido un
profundo impacto en muchas áreas de la investigación y política
económica", añade el comunicado.[1]
. (Negrillas fuera de texto)
El origen de la economía conductual es la insatisfacción con el homo economicus neoclásico, porque el comportamiento de las personas reales no se ajustaba al que predecían los modelos de racionalidad y optimización. Siguiendo a pioneros como Herbert Simon, con su “racionalidad limitada”, y otros, los economistas conductuales empiezan a estudiar las reacciones aparentemente irracionales de mucha gente, que los economistas no pueden explicar.[2].
Las
“irracionalidades” del productor agropecuario.
Thaler nos recuerda que las
personas no son solo homo economicus,
sino también homo sapiens. Y
pretendemos hacer que su comportamiento y adopción tecnológica –en el caso de
los productores del sector rural- se dé sólo bajo la racionalidad económica.
Casos como la obesidad, el
consumo de alcohol, y la adicción al cigarrillo, causan graves daños al
organismo;
y sin embargo no se entiende la racionalidad en la ingesta de comida poco sana
y en el seguir fumando.
Escucho
con frecuencia estas (o parecidas) inquietudes:
“Cada año llevo a cabo las mismas
actividades, llevo a los productores a giras… y la respuesta es escasa”.
“Tengo en la zona varias parcelas demostrativas…
y sin embargo, algunos solo adoptan algunas prácticas y
eso, de manera parcial”
“Del paquete tecnológico y de
las buenas prácticas agrícolas, un porcentaje bajo de las mismas son adoptadas”
“¿Por qué, si la
fertilización es altamente rentable, y se les demuestra con datos económicos,
los productores no la asumen como una práctica básica?”
“No sé qué responder cuando
me dicen ‘y ahora qué va a hacer usted’ como técnico, no me aprobaron el
crédito”
“No los entiendo. Son
irracionales sus decisiones”, afirman los técnicos.
Y si buscáramos
“nudges” en Desarrollo
rural, en Extensión y Asistencia Técnica?
“Un nudge es cualquier factor que altera de forma significativa la conducta de los humanos,
aunque sería ignorado por los econs.
Los econs responden principalmente a
los incentivos…”[3]
Sin duda que los hay en lo rural. Para ello:
Observe.
Identifíquelos. Pruébelos.
La
observación cuidadosa los descubre. Arce Loureiro, hace varios años, observó el
comportamiento de los productores de café en varias zonas. Sugirió y diseñó la
metodología de los “grupos de amistad”, de mucho éxito en
varios departamentos.
Un productor, analfabeta, me
mostró cómo obtener porcentajes por medios volumétricos, no matemáticos, con un
tarrito de salchichas. Era su indicador de niveles críticos.
Identificar y potenciar el
liderazgo de la mujer rural puede movilizar comunidades, con pocos recursos.
¿Qué tal si acudimos al homo sapiens más que al homo
economicus de los productores, en
nuestro trabajo?
¿Podría usted incrementar la eficiencia de su
trabajo -en un alto porcentaje- como en el caso de Carolyn y Adam, del primer
párrafo, con unos ‘pequeños empujones’?.
¿Si unos ‘pequeños empujones’ nos ayudan a
incrementar la eficiencia de nuestro trabajo, por qué no los identificamos para
aplicarlos?
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