Un grato encuentro.
Caminaba con mi esposa por una calle de san Agustín (Huila) a donde nos habíamos desplazado para celebrar en familia el fin de año. Todo el pueblo era un gran pesebre; el más grande del mundo, según las noticias. De repente alguien me llamó por mi nombre. Era Henry M. Estaba parqueando su carro cuando me vió. Me detuve, me dio un gran abrazo. Le pregunté qué hacia allí, en donde estaba trabajando ahora. Me dijo que me recordaba mucho desde cuando participó en algunos talleres de Extensión que dirigí cuando él trabajaba como extensionista en el Comité de cafeteros de Cundinamarca. Me comentó que ahora era empresario, que vivía en Pereira. Lo invité a tomarnos un tinto en una cafetería cerca, pues quería conocer más de su vida.
En la cafetería.
Hace más de quince años que me retiré del trabajo como extensionista -me dijo, retomando la charla. Tomé esta decisión -continuó diciendo- en razón a que no veía más futuro para mis aspiraciones; es difícil tener una movilidad ascendente; además, con la incertidumbre que surge del sistema de contratación anual, me sentía condicionado a realizar solo lo que estaba estipulado en el mismo contrato. Usted sabe que yo cuestionaba algunas imposiciones de los jefes en esa materia, y eso les molestaba mucho. -Como cuales? -le interrumpí. -Pues… eso de contratarnos para un determinado número de reuniones, demostraciones, visitas, etc, etc. Usted lo sabe muy bien, Ligorio -me señaló.
Cambiando de tema.
No quise ahondar más en esto, pues parecía tener cierto resentimiento con su trabajo, pese a que era una persona muy inquieta, de propuestas, de iniciativas, truncadas algunas -o muchas-, según él.
-¿Qué hace ahora? ¿A qué se dedica? -le pregunté.
-Soy empresario desde hace quince años, desde mi retiro del trabajo como contratista. Tengo una empresa con otro socio. Estudio, pongo a prueba mis ideas de gerencia, aplicando lo que usted nos enseñó sobre gerencia de metas; al igual que los temas de persuasión y liderazgo que aprendimos con usted en sus talleres .
-Felicitaciones y muchos éxitos en su empresa. Me alegra saber que estas reflexiones de mis seminarios tengan también una buena aplicación ahora en su vida empresarial, -le dije.
-Es que la Extensión rural es también una empresa; ¡y como empresa debe gerenciarse! -me lo manifestó con especial vehemencia.
Propósitos de Año Nuevo.
Estamos finalizando un año más. Todos hacemos propósitos para el nuevo año. ¿Cuales son los suyos… si me los puede compartir? -le interrogué.
-Son tres, nada más. -me lo dijo sin titubear, y en ellos he venido trabajando:
El primero, formarme cada día más como persona íntegra, ética y transparente. Esto implica una formación espiritual, intelectual y física… bajarle un poquito a la barriga… Ya tengo mi plan de ejercicios y de dieta que empecé hace quince días.
El segundo, voy a aprender a escuchar. (Aquí hice una mueca mostrándole mi sorpresa). Mire, Ligorio, -me dijo: en este negocio, como en cualquier actividad humana debemos aprender a escuchar. Escuchar es un acto de respeto hacia la persona con quien interactuamos; eleva la autoestima del interlocutor, aprendemos a ser humildes, y… sobre todo… aprendemos lo que no sabemos. Escuchar es un arte y una ciencia, -me afirmó.
El tercer propósito una autoevaluación permanente.Solo de esta manera puedo conocer si estoy creciendo como persona o no. Verificar si me he dejado dominar por mi orgullo, por mi terquedad, si estoy cumpliendo con lo prometido, en fin, revisión periódica de mi vida…
-Pareciera que usted ha estado haciendo retiros espirituales… le dije. ¡Me admira su decisión, fue mi observación!
-Es que he aprendido que lo mas importante en la vida es tener paz y armonía interior. Y que teniendo ese equilibrio interior lo voy a tener con los demás, independientemente del trabajo que realice. Estoy convencido que, si todos cambiáramos, si todos mejoráramos, mejoraría nuestra sociedad. Ese es mi pequeño aporte.
¡Pagué la cuenta y nos despedimos con un fuerte abrazo deseándonos un FELIZ AÑO!
Saludos Estimado Ing. Ligorio, tener esas virtudes ayuda mucho en la adopción de tecnologías.Hoy en día se conoce de la Neurociencia, a mi parecer esta disciplina nos permitiría mejorar el trabajo de la Extensión Rural.
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