Un mensaje en el chat.
Una noche estaba trabajando en el computador, escribiendo sobre un tema
que ahora me motiva; y leyendo algunos mensajes, cuando de repente aparece la
ventana del chat:
-Hola, ingeniero
Ligorio, buenas noches.
-Buenas noches, fue
mi respuesta.
-Soy Julio** (nombre cambiado). Trabajo con una empresa gremial agrícola
que atiende productores cuyos productos van al consumo nacional y otros al
exterior. Hace más de cinco años que ingresé por contrato anual, renovable
anualmente. Soy Ingeniero agrícola, con especialización en temas ambientales. Mi
trabajo inicial fue el de diseñar sistemas de empaque y de beneficio del
producto. Hice cursos cortos de extensión y me desempeño como extensionista. Me
gusta este trabajo y creo- que he adquirido una buena experiencia. He trabajado
en varias zonas del país.
-Qué bien, Julio, lo felicito. Y gracias por comunicarse conmigo. En qué
puedo serle útil?
–le pregunté.
El drama.
-Es que quiero contarle mi preocupación, Ligorio –dijo Julio-, y me soltó su carga:
Desde hace algún tiempo, a los extensionistas que no
somos ingenieros agrónomos, nos están sacando para remplazarnos por estos profesionales,
jóvenes, muchos de ellos recién egresados, sin experiencia alguna en extensión.
La razón principal que aducen es que este es un programa agrícola, que debe ser
tratado por profesionales de la agronomía. Que por ley no podemos hacer
formulaciones de pesticidas.
Hemos puesto de manifiesto a los directivos que esta zona tiene una muy
buena posición a nivel nacional, gracias a labor del equipo de extensión,
conformado por profesiones de varias disciplinas. Sin embargo nos han dicho que
es una política nueva…
Mi recomendación a este
interlocutor.
Me quedé en silencio un rato. No supe qué contestarle en el momento. Solo me atreví a
decirle que su experiencia era más valiosa que una maestría, y que –tarde o
temprano- sería reconocida. Que ese era su gran capital intelectual. Que
mostrara entusiasmo, buenos resultados; y que… se hiciera sentir como un
profesional-extensionista indispensable por el bagaje de conocimiento experiencial
adquirido. Que no se “achantara”.
Me agradeció las palabras de entusiasmo y me pidió que lo incluyera en mi “mailing list” para que le
enviara mis posts y videos sobre extensión. Así lo hice.
Mis
reflexiones muy particulares.
Las comparto con usted, apreciado colega. No se si
estará de acuerdo con ellas o no.
Respeto profundamente, desde luego, las decisiones
de quienes dirigen el tema en sus respectivas áreas. Sin embargo, pienso que:
1.- A veces se piensa que la experiencia de varios
años en extensión –cuando es selectiva- es fácil desecharla. Se suple con el sólo título
académico de un recién egresado? Tengo testimonios de directivos que contradicen
esa apreciación.
2.-Se sigue pensando que la extensión es con plantas
o con animales, y no con personas. Y que, por lo tanto lo importante es producción,
producción, producción, la productividad, a toda
costa. No con la escucha y la participación del productor, sino casi a pesar de
él. Hace falta gerentes sociales, antropólogos y profesionales de otras
disciplinas que entiendan los fenómenos de las personas, de las familias, de
las culturas de las sociedades rurales.
3.- A mayor producción mayor desarrollo rural?. Con frecuencia
aparecen lemas en ese sentido! Estaremos volviendo a la cuestionada “revolución
verde” de los años 60’s? Qué hay
de la asociatividad? Del liderazgo rural?
5.- Tengo la impresión (ojalá esté equivocado) de la primacía del
producto sobre la familia rural; es decir, se acude al agricultor como instrumento de
producción y no la producción en
función del productor. Se conocen los problemas del productor? Se le escucha? Se hacen
los planes consensuados? O… esos son impuestos.
6.- Estoy convencido que hay más factores, diferentes a la simple enseñanza técnica, que influyen en una producción y
productividad armónica con el sistema biofísico y el sistema social. Y sin
crear paternodependencias.
Cual es su opinión?