TE IMAGINAS?
Hola,
Durante algunos años de nuestra existencia vivimos juntos gratas
experiencias de trabajo, y como mi mente no puede estar quieta por un momento, por ejemplo recordando nuestro trabajo de Extensión, imaginé cómo hubiera si nos hubiera tocado
vivir ahora, lo que vivimos hace ya más de un cuarto de siglo!
Para ese entonces, no existía el computador, o mejor dicho, si existía
pero no estaba al alcance de las oficinas… y sólo unos poquitos en las oficinas
centrales. Todos los informes mensuales de las visitas de asistencia técnica a
los agricultores, los reportes de las tarjetas amarillas de las fincas, los
memorandos de visitas, la programación para el mes siguiente, los viáticos y el
kilometraje del carro, las cuentas de las obras y de la caja menor, los informes
de crédito, los oficios a gerentes de bancos y cooperativas, las cartas a los agricultores
y los demás papeles de los tantos que nos tocaba llenar, los teníamos que
diligenciar en la máquina Remington Rand, manual, muy ruidosa; y nos obligaba a
no equivocarnos, porque de lo contrario tocaba utilizar el borrador en el
original y en las copias y eso sí era una tragedia…
Tampoco existía el teléfono celular y no llegamos a imaginar que la
gente se pudiera comunicar a cualquier parte del mundo desde un teléfono móvil
y por el whatsapp. Por eso, si queríamos el servicio de larga distancia teníamos
que ir a las oficinas de teléfonos a pedirle a la operadora que nos comunicara
con la capital, o darle manivela al viejo teléfono negro y pesado que nos comunicaba
con la central telefónica para solicitar la llamada y esperar de una a dos
horas que tuviera línea y eso si no se presentaba el apagón de siempre por
causa de una tormenta o la caída de un
poste.
Si el asunto era demasiado urgente, se podía acudir en algunos
municipios al servicio del radioteléfono que conocíamos como el “R” para dar o
que nos dieran razón, con el agravante de que todo el mundo se enteraba (porque
a cosa para estar pendiente la gente de los
mensajes y de los chismes. Te acuerdas?). También era muy común los telegramas
que enviaban desde la capital anunciando reuniones técnicas, compromisos
laborales, reuniones seccionales, citaciones a rendir cuentas, cursos en la
granja giras a la Granja, entre otros, y que nos lo entregaban en un sobrecito
blanco y azul pequeñito y el contenido con pocas palabras pero entendible a
pesar de la escatima idiomática.
Te imaginas como habría sido el trabajo nuestro si hubiésemos tenido para
ese entonces la tecnología de hoy?
En primer lugar, cada uno habría tenido un black berry o un smartphone
con el listado de todos los celulares de los jefes de extensión, de los compañeros
de trabajo, de los grupos asociativos, de los gerentes de las oficinas de los
bancos y de los agricultores (porque hoy en día hasta el más pobre tiene
celular pegado al cinto y no lo dejan ni para abonar ni para desyerbar...).
Habríamos enviado mensajes de texto individual o colectivo a diestra y
siniestra con sólo una tecla. Mensajes
como: "No se les olvide la reunión del próximo sábado", "Le recuerdo la
reunión del comité de crédito"; "mañana se vence el plazo para entregar las cuentas en oficina central
con don Gustavo"; "el jueves es la reunión del grupo de paneleros"; "se programó un curso de café en la Fundación Manuel
Mejía aliste viaje"; "esta semana hay reunión con los de diversificación". "Ya
están los subsidios de la en el banco"; "tiene dos cupos para curso de cítricos en la granja"; "el Jefe de la División de Extensión cumple años mañana", ………en fin
muchísimos.
En segundo lugar en el escritorio de la oficina habríamos contado con un
computador con pantalla plana y conectado a internet. Y como dotación para
salir al campo un portátil para llevar a todas las visitas técnicas de las fincas
y “descrestar” a los agricltores. Por supuesto, en el portátil un software para
recomendación de fertilizantes de acuerdo al desarrollo del cultivo, otro
sofware para el control plagas, otro sofware con SIG (sistema de
información geográfica) con coordenadas planas para ubicar la finca que se estuviera
atendiendo o visitando y que arrojaría los datos de altura, precipitación,
clima, vecinos, plantas de café sembradas
y no sé qué más. ¿Te imaginas la cara de los agricultores mirando la
pantalla sin parpadear asombrados de ver que en ese aparatico que lleva el
“Dotor” le da tanta información?. Y que con darle un “enter” apareciera el
croquis de la finca con ubicación de la casa, lotes de cultivos, vías,
acueductos, líneas eléctricas, etc.?
Desde luego no nos habría tocado preparar tantas carteleras para dictar
los cursos y las charlas sobre siembra, fertilización, diversificación,
comercialización y demás temas;
carteleras que enrollábamos y las llevábamos debajo del brazo envueltas en un
plástico por si llovía y que colgábamos en un gancho en algún salón de las
escuelas veredales o en el patio de alguna finca a donde se citaba la gente y
que una vez culminado guardábamos celosamente para otra oportunidad. La charla
o el curso hubiese sido con video bean.
y ni pensar en haber usado las diapositivas y el proyector de diapositivas
porque ya ni rollos ni máquinas se encuentran y además era engorroso su uso.
Pero seguramente también el tiempo no nos habría alcanzado para
contestar tanto e-mail. Te imaginas
correos como: qué hago que se me están marchitando las planticas?. Será que
llueve o hace sol?. Ya puedo fumigar contra la plaga?. Cuanta urea le aplico al
tomate?, A qué hora es el curso?. Y, eso sin tener en cuenta los correos particulares
e íntimos de la esposa o de la no esposa pero que es casi como la esposa.
Todos los informes técnicos se habrían llevado en un CD o en una USB a las reuniones. Y, cuando el jefe preguntara: Dónde está el
informe? Cada uno de los del servicio de extensión habría sacado del bolsillo su
USB para conectarlo al computador de la secretaria para descargar la
información, los cuadros y los resúmenes. En cuestión de minutos, con los datos
de cada uno, arrojaría los avances de las metas en porcentaje de cada uno, …y
nos habría quedado más tiempo para el almuerzo y la parranda.
Los jefe habrían pasado mucho tiempo llamando a cada uno de nosotros
para averiguar en donde nos encontrábamos o que actividad estaríamos haciendo.
Pero como no se les contestaba (yo por lo menos no lo habría hecho)
argumentando que donde estoy se pierde la señal, se cansarían o se enrabiarían
y nos habrían colocado mensajes como: Por favor comuníquese, o… mensajes de voz.
Las reuniones y las despedidas habrían sido “jartas” por la sonadera de
los celulares a cada momento y no nos habría permitido pasarla tan chévere como
efectivamente lo hicimos. Te imaginas a Nicolás chateando y contestando el
celular (si con el radio teléfono que tenía en el daihatsu rojo “chicaneaba”, ¿como
habría sido con un black berry y con cámara?
Pedrito L cargaría su celular en el carriel. No me lo imagino chateando.
Orlando el “pelusa” protestaría por tanta llamadera, diciendo: “Carajo este
aparato no deja en paz, voy a tirarlo por la ventana para que no me jodan
tanto, que cosa tan aburridora”
Algunos jefes habrían cargado sin lugar a dudas por lo menos dos
celulares, uno para cada mano y un portátil para sacar estadísticas de siembras,
de metas cumplidas mientras les servían el almuerzo.
Al viejito Otoniel (te acuerdas?) si le habría quedado grande la
tecnología. Con lo rabietas que era hasta para contestar el celular le emberracaría
y se habría pasado el tiempo renegando de esos aparatos modernos que disque con
cámara e internet. Pero seguro que de reojo habría mirado como es el
funcionamiento o habría preguntado a escondidas a alguno de nosotros para que
le enseñáramos al menos lo básico.
A R sí le habría
servido el black berry porque como le daba asma por el polvo de la carretera …pues
a poner mensajes que los deditos si le servían.
El chiquito Fandiño y René lo
habrían utilizado para poner correos de chismes y estar llamando a ver qué dijo
el gran jefe, o que opinó el otro jefe quien será el nuevo jefe y a quien
trasladarán para Rionegro como castigo por no cumplir las metas.
Mientras tanto, Jorge L (q.e.p.d.) lo habría utilizado para llamar
cuando estuviera borracho e invitar a que nos fuéramos para su pueblo con
mensajes como: “Venga que la
rumba está prendida y usted aburrido. Traiga a Patricia". "No sea regalado, deje
de trabajar tanto que un día se va de este trabajo ni siquiera se lo van a agradecer”.
Con la tecnología del computador muy poco trabajo se habría hecho en
campo porque se requeriría atender todos los mensajes de los jefes, del comité
central y de los agricultores. Mejor dicho, la extensión se habría hecho desde
un computador y no en las fincas donde están los cultivos, es decir, una
extensión virtual y no práctica como nos tocó de verdad, afortunadamente,
porque te imaginas un almuerzo con gallina de campo virtual, que no la enviaran
al computador?
Hoy las cosas son muy pero muy distintas. Serán más fáciles o más
complicadas?. No lo sé, tendríamos que preguntarles a los nuevos extensionistas
Pero lo que sí sé, es que lo que vivimos fue muy hermoso, demasiado
gratificante para el espíritu y el cuerpo, porque éramos extremadamente
recursivos, no nos quedaba grande cumplir con las tareas que nos encomendaban a
pesar de las limitaciones tecnológicas en las comunicaciones y en las oficinas,
de las lluvias inclementes que acababan con las carreteras y que en el caso mío
la responsabilidad era llegar así fuera a pie hasta las fincas, de las
distancias entre municipios, veredas y fincas que hoy se recorren fácilmente en
camionetas con cabina y aire acondicionado pero que en ese entonces tocaba en
camperos de doble tracción, y de las circunstancias adversas que se presentaran
como derrumbes, atravesada de buses, etc.
Lo que si se es que en esa época, los que trabajábamos allí nos
considerábamos muy importantes en cada uno de los municipios, muy respetados y
muy queridos por casi todos los habitantes no sólo por las funciones que
realizábamos sino por nuestros principios y formación de servicio y entrega a
la causa y al trabajo. Te acuerdas?
Ing Agr.Alvaro Arias. Extensionista.